Continental es uno de los grandes de la industria de componentes y sistemas para vehículos de todo tipo, y evidentemente no tiene previsto quedarse atrás en la carrera por la conducción autónoma y la movilidad eléctrica. Por eso acaba de presentar sus tecnologías para los taxis autónomos, que están listas para ser producidas en serie y se empezarán a aplicar a finales de este año en el EasyMile EZ10, un vehículo preparado para transportar personas sin intervención de un conductor humano.
La mula de pruebas para el desarrollo de estas tecnologías es el CUbE (en la imagen de portada), basado en la plataforma del EZ10. Este vehículo sin conductor no está pensado para producirse en serie, sino para probar las tecnologías que sí se producirán en masa para otros vehículos autónomos y eléctricos, incluidos los robotaxis.
El CUbE autónomo ya está utilizando componentes de Continental tales como el sistema de frenos, incluido el ABS, o los radares necesarios para la conducción autónoma, unos elementos que ya están listos para su producción en serie y que han sido desarrollados específicamente para este tipo de vehículos sin conductor. El EZ10 será el primero en equipar la tecnología de Continental; un taxi autónomo de la compañía francesa EasyMile, de la que Continental tiene parte del accionariado desde el año 2017.
El nuevo conjunto de radares de Continental puede generar una imagen de 360 grados de su entorno en un radio de hasta 200 metros, y combina los datos de los sensores de radar (solamente de este tipo equipa 7), sensores láser y cámaras, un conjunto que consigue un mayor nivel de precisión que antes. Continental asegura que sus nuevos radares funcionan en cualquier circunstancia de visibilidad, detectan más rápidamente obstáculos y situaciones potencialmente peligrosas, e incluso pueden ver a través de objetos como automóviles estacionados.
En cuanto al sistema de frenada para taxis autónomos, Continental ha empleado el sistema MK-C1, que combina el ABS, el ESC (control electrónico de estabilidad) y el servofreno. En el caso de los taxis autónomos, el sistema de frenada incluye también un freno hidráulico auxiliar que entraría en actuación en caso de fallar el sistema primario o principal. El MK C1 puede alcanzar la presión de frenado máxima en sólo 150 milisegundos mediante un actuador electromecánico, lo que significa que estos vehículos autónomos podrán detenerse sin intervención del conductor más rápidamente que con un sistema de freno convencional.
Esta es la primera vez que se equipa un taxi autónomo con el sistema ABS, lo que les permitirá circular con mayor seguridad en condiciones invernales (calzada con hielo o muy resbaladiza), que junto al control de tracción y estabilidad proporcionarán mejor tracción también en pendientes o durante el frenado.
El desarrollo de estas tecnologías está siendo llevado a cabo por un equipo global situado en Estados Unidos, Alemania, China, Japón y Singapur. En cada lugar se investiga y desarrolla una función distinta, pero el objetivo es el mismo: hacer más seguros y eficientes los robotaxis. Aunque ya hay varios vehículos en funcionamiento en instalaciones dedicadas a tal cometido, se estima que pasará alrededor de una década antes de que los taxis autónomos se conviertan en habituales del tráfico.