La empresa estadunidense Joby Aviation, fundada en 2009, continúa el diseño, desarrollo y fabricación de su avión eléctrico Joby S4 de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL). Ya ha completado más de 1.000 vuelos de prueba gracias a la certificación de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) para operarlos. Sin embargo, estos ensayos requieren también de pruebas en tierra que pueden ser más provechosas que las reales.
Entre ellas, la empresa californiana ha anunciado el comienzo de las pruebas el Complejo Aerodinámico Nacional a Gran Escala (NFAC), en el Centro de Investigación Ames de la NASA, administrado por la Fuerza Aérea de EE.UU. Se trata de la instalación con los dos túneles de viento operativos más grandes del mundo.
Los datos de las pruebas de hélices generados por la NFAC son considerados como el ‘estándar’ para la aerodinámica y el rendimiento de las aeronaves. Han sido fundamentales en el desarrollo de algunos vehículos icónicos, como el transbordador espacial, el V-22 Osprey, el F-35 Joint Strike Fighter, y algunos helicópteros de próxima generación. Joby es la primera compañía de aviones eléctricos eVTOL que probará sus hélices en un túnel de viento de estas proporciones.
“Las pruebas son una parte fundamental de nuestro programa y una oportunidad para recopilar datos sobre el rendimiento de nuestras hélices en uno de los túneles de viento más grandes del mundo: un paso previo hacia la comercialización”, ha dicho JoeBen Bevirt, fundador y director ejecutivo de Joby.
Resultados más precisos que un vuelo real
El NFAC cuenta con un túnel de viento de flujo continuo de 40 metros de ancho, 80 metros de largo y 24 metros de altura, lo que le permite probar modelos de aviones de tamaño completo en condiciones similares a las que experimentarían en vuelo real. El túnel de viento del NFAC es capaz de generar velocidades de viento de hasta 480 km/h.
La campaña de prueba, que durará varios meses, cubrirá todos los ángulos de inclinación y velocidades de la envolvente de vuelo esperada, proporcionando a Joby datos consistentes y fiables sobre el rendimiento, las cargas y la acústica de sus sistemas de hélice. Los resultados servirán para apoyar el proceso de certificación de la Administración Federal de Aviación (FAA) para realizar vuelos comerciales.
Joby está instalando el propulsor eléctrico de la hélice del prototipo de producción definitivo del S4. Su intención es simular las condiciones de vuelo real que le permitirán capturar datos de rendimiento en un sistema equilibrado de fuerzas con seis grados de libertad. Las palas están instrumentadas para medir las cargas experimentadas durante la rotación. Además, una sección representativa del ala del avión permite un análisis cuidadoso de los efectos de interferencia aerodinámica.
Los datos resultantes de esta campaña de pruebas sin precedentes son de mayor calidad que los que se capturan durante las pruebas de vuelo reales, gracias a la sofisticada instrumentación y al control preciso de las variables.
La propuesta de Joby Aviation
El avión está propulsado por seis motores eléctricos y tiene una velocidad máxima de 320 km/h. Además, el Joby S4 tiene una autonomía de vuelo de hasta 240 km y puede transportar cuatro pasajeros más un piloto. Actualmente, se encuentra en el proceso de certificación para operaciones comerciales y espera lanzar un servicio comercial de viajes compartidos en los Estados Unidos en 2025.
El objetivo principal de Joby Aviation es crear un sistema de transporte aéreo urbano seguro, silencioso y sostenible. Ha recibido inversiones significativas de grandes empresas como Toyota y JetBlue, lo que demuestra el interés en el desarrollo de tecnología eVTOL. También ha establecido alianzas estratégicas con empresas como Uber, con el objetivo de implementar su tecnología en un futuro servicio de taxis aéreos.
Joby y la NASA se asociaron previamente en otros proyectos de exploración de la tecnología de las aeronaves eléctricas, incluido el diseño del prototipo totalmente eléctrico X-57 Maxwell de la agencia espacial y un programa de pruebas acústicas de dos semanas en 2022, como parte de la Campaña Nacional de Movilidad Aérea Avanzada de la NASA.