Denise Korenek es una ciclista reconocida por su gran experiencia en carreras de descenso y que ha logrado subir al podio en dos campeonatos mundiales. El fabricante KHS la eligió en 2018 para intentar alcanzar un notable logro que destaca el impresionante rendimiento humano y lo que es capaz la ingeniería aplicada para alcanzar la máxima velocidad sobre una bicicleta. Un récord que ha quedado marcado en la historia y que no ha sido derribado, por ahora, ni con una bicicleta eléctrica.
Korenek ya había demostrado su habilidad en 2016 al convertirse en la primera mujer en poseer el récord mundial en la categoría de bicicleta tras moto. En esta disciplina el ciclista sigue a una motocicleta, que sirve como vehículo de seguridad para crear una estela que elimina la resistencia del aire, permitiendo que alcance velocidades extremadamente altas sin verse obstaculizado por la aerodinámica. Esta especialización es clave para que Korenek lograra este récord.
Una bicicleta capaz de llegar casi a 300 km/h
Ms allá de la física y la fuerza bruta hay otro factor crucial a considerar: la bicicleta. La protagonista de este récord no cuenta con ningún tipo de asistencia eléctrica. Se apoya en el diseño y la construcción para crear una máquina capaz de alcanzar una hazaña semejante. La ingeniería que hay detrás de ella desafía los límites convencionales, siendo un componente esencial para el éxito en la consecución de este récord.
La bicicleta protagonista no tiene nada de normal. Debía ser capaz de soportar los esfuerzos y tensiones que se generan a estas velocidades, nada que ver con el aspecto de una bicicleta clásica. Si bien no existe mucha información sobre cómo se creó esta bicicleta, se sabe que su cuadro está fabricado en fibra de carbono en su totalidad. Las robustas llantas y los neumáticos, ambos de motocicleta, tienen un diámetro pequeño, 17 pulgadas, para ayudar a acercar a la ciclista al suelo ayudando a estabilizarla y evitando que salga volando.
Otro aspecto importante a destacar es la horquilla delantera. Para soportar las altas velocidades, se cambiaron ángulos alargándolos para lograr una mayor estabilidad, a lo que contribuyen unos amortiguadores de recorrido muy corto para reducir las vibraciones. Una geometría que se parece mucho a la que se emplea en las bicicletas de descenso.
Para evitar el bamboleo que se produce en el manillar y que la bicicleta pueda ir lo más recto posible, se empleó un estabilizador para la dirección. Otros componentes que también contribuyeron al éxito del proyecto son los frenos de llanta en V ubicados en la rueda trasera y el amortiguador integrado en la tija del sillín para reducir las vibraciones.
Por último, hay que hacer mención a la espectacular transmisión que luce la bicicleta, crucial para lograr el objetivo. Si en una bicicleta normal ya es complicado alcanzar los 60 km/h utilizando todo el desarrollo que permite un cambio comercial, para conseguir cinco veces esa cifra hay que hacer algo como lo que se ve en las fotografías.
Lo que se ve es un engranaje de doble reducción, una idea de Todd Schusterman de daVinci Designs, también conocido como daVinci Tandems ,que proviene de una bicicleta tándem llamada Symbiosis. El mayor problema de esta configuración es que es literalmente imposible arrancar sin ayuda. Aquí es donde entra en juega el vehículo de persecución que conduce Shea Holbrook que tira de Denise hasta que pueda comenzar a mover la transmisión por sí misma. En ese momento la desenganchan y la sueltan para mostrarle al mundo que es posible que se puedan alcanzar los 296 km/h en bicicleta.
Un récord que se ha mantenido inamovible desde aquel día de 2018. La pregunta es: ¿por cuánto tiempo? Hoy en día, existen infinidad de fabricantes que podrían proponerse batirlo y que, probablemente, se estén preparando para asaltarlo y sorprendernos con otra máquina espectacular.