El proyecto HydroCargo tiene como objetivo el desarrollo de una bicicleta eléctrica de carga que incorpora un extensor de hidrógeno capaz de duplicar su autonomía. Con el objetivo de utilizarla como medio de transporte para cargas ligeras en la ciudad holandesa de Arnhem, varias empresas ha creado una bicicleta eléctrica convencional, que mantiene la batería de iones de litio que la alimenta y que además incorpora un tanque de hidrógeno y una celda de combustible capaz de alimentar el motor y recargar la propia batería. Para el repostaje, el tanque de hidrógeno puede 'rellenarse' en una estación específica o sustituirse por un cilindro completamente lleno.
La idea de incorporar esta tecnología en una bicicleta de carga parte de la empresa de distribución holandesa The Green Riders, de la ciudad holandesa de Arnhem. Frank Mietes, de la fundación Everything about Hydrogen explica que contactaron con ellos con la intención de poner en marcha el proyecto HydroCargo. Esta organización ya tiene experiencia en la creación de extensores de autonomía de hidrógeno, que ya forman parte de aparatos tan diferentes como un patinete, una estufa, una barbacoa o un dron. El distribuidor se dirigió a ellos con el objetivo de crear una bicicleta eléctrica apoyada en un extensor de autonomía de hidrógeno para cubrir los servicios de entrega de paquetes, que van desde cargas ligeras, como flores, hasta paquetería más pesada como libros.
En el proyecto también participa Urban Arrow, un fabricante de bicicletas de carga que asegura estar muy interesado en esta tecnología para incorporarla a sus productos. Según Frank Oudegeest, "ampliar la autonomía es uno de los puntos clave de nuestro programa de desarrollo". Por el momento, este objetivo sólo se puede lograr añadiendo más baterías o añadiendo un extensor de hidrógeno. "La gran ventaja del hidrógeno es la velocidad de repostaje y que se puede recargar la batería incluso cuando la bicicleta se está moviendo, una combinación que hace las bicicleta de carga muy eficaces para los servicios de entrega de paquetería", añade Oudegeest.
Técnicamente, HydroCargo funciona con una combinación de un tanque de hidrógeno gaseoso, una celda de combustible que extrae la electricidad de él al combinarlo con el oxígeno del aire y una batería de iones de litio recargable. El motor eléctrico que incorpora la bicicleta se alimenta directamente de la electricidad del extensor, que también puede almacenarse en la batería, en función de la demanda energética de cada situación. Según Mietes, "dependiendo del terreno que atraviese la bicicleta y del peso de la carga, somos capaces de duplicar su autonomía respecto a la versión regular sin extensor".
El extensor montado en la bicicleta de carga consiste en una botella de hidrógeno en gas y una pila de combustible que lo convierte el gas hidrógeno en electricidad al combinarlo con el aire exterior. Foto: Bike Europe.
Actualmente, el mayor inconveniente que presenta una bicicleta eléctrica como esta es el reabastecimiento de hidrógeno. "En el futuro, estas bicicletas repostarán en estaciones especiales de hidrógeno preparadas para ellas, pero para las pruebas usamos una instalación de reabastecimiento situada en nuestro parque empresarial", explica Mietes. El reabastecimiento del tanque de la bicicleta puede realizarse en tres minutos en una de estas estaciones. Sin embargo, existe una segunda opción: es posible sustituir el cilindro de hidrógeno vacío por otro completamente cargado y continuar la marcha.
El proyecto cuenta con la colaboración técnica de French Pragma Industries, una de las empresas pioneras en introducir la tecnología del hidrógeno en las bicicletas eléctricas. Un ejemplo del desarrollo de esta tecnología es la e-bike Alpha, que dispone de un tanque de hidrógeno de dos litros que se puede llenar en menos de tres minutos y ofrece una autonomía superior a 100 kilómetros. Técnicamente, el funcionamiento de ambas bicicletas es similar.
Mietes afirma que con HydroCargo no pretenden iniciar una competición con las bicicletas eléctricas similares alimentadas únicamente por baterías. "Sólo queremos demostrar que existen otras posibilidades". La ventaja de su configuración es la reducción de la dependencia del litio de las baterías y sobre todo la velocidad de los repostajes, muy inferior al que precisan estas para recuperar su capacidad. Además, el hidrógeno no sufre de pérdidas de capacidad en función del clima en el que se mueve la bicicleta.
Mietes no ha revelado el precio al que estará disponible HydroCargo, aunque sabe a ciencia cierta que no será competitiva con una bicicleta eléctrica convencional. Cada unidad de la Alpha de Pragma cuesta actualmente 7.500 euros antes de impuestos. Para aproximarse al precio al que actualmente pude conseguirse el repostaje de hidrógeno, en una estación de reabastecimiento, el precio del kilogramo es de 10 euros y con él, un coche de hidrógeno, podría llegar a recorrer aproximadamente 100 kilómetros.