El sector del transporte por carretera es responsable aproximadamente del 4,5 % de las emisiones globales. Descarbonizarlo es una de las prioridades, pero la tecnología parece estar en contra de esta necesidad. Las baterías electroquímicas presentan varias limitaciones. Su densidad de energía obliga a utilizar unidades muy grandes y pesadas, que reducen la capacidad de carga de los camiones y obligan a extensos tiempos de recarga. Los vehículos más pesados que operan en rutas de larga distancia se ven obligados a recurrir a otras opciones, entre las que el hidrógeno pare ser la que mayores ventajas ofrece.
Ante esta realidad, las empresas de transporte se enfrentan a un dilema: las normativas sobre emisiones se están volviendo más estrictas, pero la adopción de camiones eléctricos pesados implica costes iniciales significativos y dificultades en las operaciones diarias.
La solución a este dilema la tiene Revoy aunque el resultado es algo extraño
Una startup llamada Revoy presenta una solución de transición que tiene algunas ventajas, aunque da como resultado una nueva imagen de los camiones. El Revoy EV es, básicamente, un remolque pequeño repleto de baterías que se conecta a un camión diésel, transformándolo en un híbrido.
El sistema que propone esta empresa norteamericana es muy sencillo. Se trata de un remolque que se instala entre la cabina y el remolque principal y que incorpora tanto baterías como un sistema de propulsión eléctrica. Si bien el camión continúa utilizando su sistema de propulsión diésel, el remolque eléctrico se encarga de la aceleración en momentos críticos, tanto en el arranque como cuando se precisa un extra de potencia. Es, por lo tanto, algo muy parecido a un sistema de hibridación.
Además, está equipado con frenado regenerativo, lo que reduce la distancia de frenado hasta en un 30%. La tecnología de Revoy también incorpora funciones de asistencia al conductor, como detección de punto ciego, marcha atrás automática y autocorrección, para ayudar a los camiones a evitar vuelcos o tirones.
En la estación de intercambio de Revoy en Dallas, el remolque Revoy EV, equipado con una batería pre-cargada, se conecta en medio de una cabeza tractora diésel y un semirremolque. Ian Rust, CEO y fundador de Revoy, explica que "ese proceso dura unos cinco minutos, en realidad es más rápido que llenar un depósito de diésel". Después de salir de Dallas, el camión recorre 370 kilómetros hasta una estación en Arkansas, donde realiza otro intercambio rápido.
La batería del Revoy EV ofrece suficiente energía adicional como para rebajar los consumos de una flota de camiones, aumentando su eficiencia, lo que se traduce en una reducción de las emisiones de entre un 70% y un 80%, con el potencial de ahorrar al transportista hasta 25.000 dólares anuales en combustible.
Además de los costes iniciales, las empresas de transporte se enfrentan a la curva de aprendizaje que supone el cambio a los camiones eléctricos y que deriva de los cambios de precio de la electricidad y de la necesidad de elegir el momento oportuno para recargar la batería. Rust añade que “básicamente, implica ingresar al mercado de la electricidad, algo que tradicionalmente no han hecho este tipo de compañías".
En el caso del producto que ofrece Revoy, los transportistas pagarían por el servicio, sin preocuparse por el coste eléctrico, independientemente de que Revoy cargue las baterías de estos remolques en las horas valle de las tarifas eléctricas. El concepto es, por lo tanto, semejante al intercambio de baterías, aunque es mucho más flexible para su conexión.
El Revoy EV que se coloca entre la cabeza tractora y el remolque es compatible con cualquier tipo de camión. El sistema está diseñado para integrarse fácilmente en el proceso actual utilizado por los transportistas.
Después de tres años de investigación y desarrollo, Revoy ya está en producción y tiene planes de expandir sus estaciones de intercambio en Texas, Arkansas, California y Oregón.