Desde la llegada del coche eléctrico a nuestras vidas muchos han sido los retos que la industria ha tenido que solventar. Los detractores de la movilidad sostenible esgrimen argumentos clave que cada vez tienen más respuesta. Los críticos aseguran que no es posible recorrer largas distancias con un coche eléctrico y que si se puede el tiempo invertido en las cargas aumenta el tiempo del viaje. Este argumento ya se ha quedado obsoleto. Las tecnologías han mejorado, pero NIO siempre ha apostado por un sistema que ahora se reconoce como de los mejores, el intercambio de baterías.
Lo normal a la hora de viajar con un coche eléctrico es parar, conectar el vehículo a una estación de carga, preferiblemente de alta potencia, y esperar a que la energía se introduzca de nuevo en la batería. El tiempo de espera es muy poco concreto, desde unos pocos minutos a una larga estancia. Muchos son los factores que intervienen en la ecuación, desde la potencia del punto de recarga hasta el estado de la batería, la temperatura, la carga e, incluso, la gestión del proveedor de energía. El sistema no está estandarizado, lo que a veces supone un problema.
50 millones de operaciones de intercambio de baterías
NIO ya está consolidado como uno de los fabricantes de coches eléctricos más reconocidos de China. La joven compañía ha crecido rápidamente a lo largo de estos años y hoy sus coches demuestran situarse entre los mejores del mercado. Algunos de esos coches ya están presentes en Europa, principalmente en mercados eléctricos importantes como Países Bajos, Alemania y Noruega. Vehículos que sin presentar un coste realmente atractivo, logran aportar un punto de vista diferente. Sin embargo, muchos conductores no escogen un NIO sólo por su rendimiento, lo hacen por su sistema de intercambio de baterías.
Las estaciones de intercambio siempre han formado parte de la hoja de ruta de NIO. Actualmente la compañía está instalando la cuarta generación de estos centros de repostaje rápido. La infraestructura principal está en China, aunque en Europa ya se han instalado varios puntos, sobre todo en Noruega. La red actual cuenta con 2.464 estaciones que completan un promedio de 79.000 intercambios por día. Eso, teniendo en cuenta el tamaño de las baterías, es mucha energía suministrada. NIO estima que al ritmo actual un cliente entra en una de las estaciones cada 1,1 segundos. La empresa estima que el 60% de la energía recuperada de sus vehículos procede de este sistema de carga rápida. No es de extrañar que China esté forjando una gran alianza para expandir el sistema de intercambio como modelo estándar para los coches eléctricos.
NIO celebra ahora un hito importante. Se tardó cuatro años en alcanzar los primeros 10 millones y apenas nueve meses en duplicar esa cifra. En octubre del año pasado se superó la barrera de los 30 millones de operaciones y ahora, menos de un año después llegan a los 50 millones. En cifras energéticas, supone la entrega de 2,62 mil millones de kWh, lo suficiente como para abastecer de energía a 1,3 millones de hogares durante un año entero. Sin embargo, la cifra más espectacular es el ahorro de tiempo. Al poder recuperar la energía total en menos de 5 minutos, los clientes de NIO se han ahorrado más de 2.85 mil billones de minutos en comparación con la clásica conexión por cable. Es el valor más importante, ya que el tiempo es lo único que no se puede comprar, ¿o sí?