7 de cada 10 consumidores en EEUU tienen claro que utilizarán o adquirirán un vehículo eléctrico en 2030. Es uno de los datos que se desprenden de la encuesta realizada por la consultora Dassault Systèmes a los asistentes al CES 2019, el certamen de electrónica que se celebra desde la semana pasada en Las Vegas.
La investigación, para la que se han entrevistado a más de 1.000 personas, pretende centrarse en cómo perciben los consumidores los avances tecnológicos que se están gestando en campos como el hogar, la salud o el transporte. En este sentido, el 71% reconoce que terminará usando un vehículo eléctrico y más de la mitad (51%) espera viajar en hyperloop, un medio de transporte en fase de investigación y al que muchas compañías sitúan como el transporte de largo desplazamiento del futuro.
También resulta llamativo que el 38% de los encuestados espere usar taxis aéreos en la próxima década. Por el momento, solo compañías alemanas como Audi o la startup Lilium han mostrado avances en este segmento, presentando cada una de las firmas un prototipo eléctrico y autónomo a escala que, en el mejor de los casos, cuenta con 300 kilómetros de autonomía.
Además, el 75% de los encuestados espera una experiencia de viaje más personalizada para 2030. Esto requeriría de un doble esfuerzo: por un lado, los consumidores esperan recibir por parte de las marcas mejoras como la optimización de las rutas de navegación y, de los organismos públicos, una mejor regulación del tráfico en las ciudades para adaptarse a la futura movilidad eléctrica. Además, la mayoría de estos consumidores no está dispuesto a retribuir a las compañías con sus datos personales.
De hecho, estas experiencias personalizadas son las que, según la encuesta, son percibidas como el principal beneficio de las nuevas innovaciones tecnológicas para 2030. Los consumidores entrevistados reflejan entre sus principales preocupaciones la seguridad, la eficiencia energética, la accesibilidad, el ahorro y la prevención como los principales puntos a favor de la transformación tecnológica. Así, entre el público de 18 a 34 años, el mayor deseo es que la tecnología satisfaga sus necesidades y gustos personales mientras que entre los encuestados mayores de 35 años se espera que estos avances repercutan principalmente en una mejora de la calidad de vida.