Tesla basa su éxito en la velocidad. Todo lo que hacen lo hacen a una velocidad de infarto, desde producir coches hasta levantar fábricas. Sin embargo, en Europa, la burocracia es mucho más compleja que en otras partes del mundo. Cada ladrillo que se ponga debe acompañarse de diferentes estudios y análisis que determinan la viabilidad del proyecto. Durante años, Tesla se ha enfrentado a las autoridades alemanas por culpa de la Gigafactoría de Berlín. Ahora, en un nuevo intento de ampliación, los americanos ven frustrados sus planes, aunque hay una razón importante para ello.
La planta de Brandemburgo ya lleva más de un año operando con excelentes resultados. Poco a poco, la producción del Tesla Model Y ha ido creciendo hasta superar, incluso, a sus hermanos de Austin. Tal éxito ha supuesto que Tesla haya querido ampliar la fábrica en repetidas ocasiones. Una estrategia escalable de lo más corriente en la compañía de Elon Musk. Es la misma operación que ha repetido en todas sus plazas, desde Nevada a Shanghái, pasando ahora por Alemania. El problema, en este caso, es lo que Tesla no ha querido contar a las autoridades del país.
The application documents are public for the #Tesla #GigaBerlin changes.
— Giga Berlin / Gigafactory 4 (@gigafactory_4) July 18, 2023
Picture 1: Clearly shows the changes after each partial approval (first green, second yellow, third red)
Picture 2: Shows the affected range of partial permits pic.twitter.com/ncoHY98O4m
Ya en el pasado mes de marzo solicitaron oficialmente la ampliación de la factoría de los organismos competentes. En el pliego del proyecto, Tesla indicaba un aumento en la producción hasta el millón de unidades al año, pero lo que no sabíamos es que también había solicitado incrementar la producción de baterías en el edificio A120. Hasta ahora, no estaba claro si la expansión se centraba sólo en la fabricación de vehículos, pero queda patente que también se incluye "aumentar la capacidad de producción de almacenamiento de baterías de 50 a 100 GWh por año en el futuro", tal y como ha reconocido el Ministerio de Medio Ambiente de Brandeburgo.
El problema principal radica en que los terrenos de la fábrica se encuentran en una zona de aguas protegidas. Ya en marzo, el Departamento de Gestión del Agua había rechazado tajantemente la posibilidad de construir una fábrica de baterías y una planta de reciclaje de aguas residuales ante un posible riesgo para la zona. A pesar del rechazo, no todo está perdido para Tesla. Una vez más, la burocracia se está comiendo los plazos de ejecución planificados. Algo que ya ocurrió hace dos años cuando arrancaron las actividades de construcción.
Tal y como recogen medios locales, los abogados tendrán ahora que modificar los objetivos del proyecto indicando claramente las actividades que esperan realizar en la fábrica y todos los procesos de depuración y reciclaje necesarios. Tesla ya ha dicho que ajustará los planes para la planta, pero especifica que la expansión en la producción de celdas de baterías no está prevista dentro de la zona de protección del agua y que, por lo tanto, no ve necesaria una enmienda para el permiso. Tampoco ven problemas con respecto a la planta de reciclaje, así que está claro que ha llegado el momento de sentarse y ponerse a negociar.