Todos los fabricantes del mundo han establecido hojas de ruta muy intensas para adaptarse a la nueva corriente eléctrica. La electromovilidad ha supuesto un seísmo en el sector, tanto a nivel de mentalidad como a la hora de afrontar fuertes inversiones. La centenaria industria de la automoción ha evolucionado más en las últimas dos décadas que en los 80 años anteriores. Mantener ese ritmo es muy costoso y requiere inversiones millonarias. Cuesta ver la rentabilidad y, si no, que se lo digan a Ford. Los americanos tienen puesta la atención en el coche eléctrico, pero ahora mismo están afrontando importantes pérdidas. Para 2023 esperan un balance negativo de 3.000 millones de dólares.
La electrificación de la flota es una carrera de fondo, aunque también tiene altas dosis de un enfrentamiento express. Tesla lidera la industria con mano firme mientras que el resto de marcas tratan de darle caza. Ford es el mayor fabricante de Estados Unidos y uno de los más poderosos a escala mundial. Cuenta con un gran poder financiero que le permite poner grandes cantidades de dinero en la balanza eléctrica. Ya en 2021 anunciaron el mayor gasto de toda su historia, 11.200 millones de dólares destinados a la adopción del vehículo eléctrico.
En la primavera del año pasado, Ford separó sus líneas de negocio. Por un lado, los vehículos térmicos bajo la división Ford Blue y, por otro, los eléctricos bajo la sección Model e (un pequeño guiño a Tesla). De cara a 2023, la estrategia pasa por reducir unidades de la flota. Modelos anticuados que nos dejan sin claro predecesor, como es el caso del Fiesta. Ford reduce gama a la vez que forja poderosas alianzas en el extranjero para acelerar la llegada de vehículos eléctricos. De esas alianzas ha nacido el nuevo Ford Explorer. Un SUV 100% eléctrico que se ha desarrollado a partir de la plataforma MEB del Grupo Volkswagen.
Aunque la colaboración alemana les ha permitido llegar antes de lo esperado al mercado eléctrico con un producto competitivo y de precio razonable, los americanos no se centran exclusivamente en esta colaboración para inundar Europa de eléctricos. Ford piensa vender más vehículos sin la ayuda de la plataforma MEB, aunque estos tardarán más en llegar, ya que el coste de desarrollo es considerablemente más alto. A pesar de ello, la estrategia, según los directivos de la compañía es sólida y en los próximos años los números rojos se convertirán en cifras positivas. Un alto directivo de Ford ha llegado a declarar que los coches eléctricos supondrán el “renacimiento” de la compañía.
Si tenemos en cuenta las cifras, el balance de la división eléctrica de Ford en 2022 es positivo. Las ventas se triplicaron con el Mustang Mach-e tirando del carro, pero, a pesar de las buenas noticias, Ford tiene los pies en la tierra y sabe que este 2023 será complicado. Los problemas de la industria supondrán un contratiempo. Con pérdidas estimadas de 3.000 millones de dólares, está claro que los americanos tienen que realizar correcciones para cerrar la brecha. Sólo en Europa han anunciado más de 3.800 despidos, de los cuales casi 1.100 serán en España.
En este contexto, el fabricante norteamericano ha señalado que los nuevos segmentos comerciales, Ford Blue y Ford Pro, son “sólidamente rentables" y que “están bien posicionados” para crecer en los próximos años. Con relación a la división de eléctricos, Ford Model e, el objetivo es alcanzar un margen operativo bruto del 8% en 2026, aunque todo dependerá de cómo transcurran los próximos meses. En cuanto a cifras de producción, Ford espera llegar a las 600.000 unidades a finales de este año y superar los dos millones de vehículos en 2026.