Rolls-Royce ha dado comienzo a las pruebas en climas extremos del que se convertirá en su primer coche eléctrico de producción. Aunque portando aún un espeso camuflaje sobre su carrocería, dos unidades distintas del Rolls-Royce Spectre han sido vistas en las inmediaciones del Círculo Polar Ártico, mostrando una de ellas algunos aspectos más acerca de su diseño.
Cabe destacar que en un coche eléctrico las pruebas en climas fríos son de suma importancia, más determinantes incluso que en un coche de combustión interna, ya que durante esta parte de su desarrollo se pone a prueba en las condiciones menos favorables de consumo, lo que afecta de manera directa a su eficiencia y por tanto a su autonomía.
Tal y como se aprecia en las fotografías, el modelo que luce menor camuflaje deja entrever dos factores clave acerca del nuevo modelo de Rolls-Royce, y que guardan lazos en común con los últimos modelos lanzados por la firma británica. El primero de ellos es un signo característico de Rolls-Royce, ya que la posición de los tiradores de las puertas revelan que el Spectre contará con puertas de apertura inversa o de "tipo suicida", tal y como sucede tanto en los Rolls-Royce Wraith y Dawn, así como también pasaba en el Phantom Drophead Coupe. También mantiene la característica parrilla delantera con lamas verticales de la marca.
El otro aspecto que han dejado entrever estas nuevas fotografías es la línea que marca la caída del techo, así como la de las ventanillas. Los diseñadores de la firma británica han optado por imprimir a la carrocería del Spectre líneas similares a las del Wraith, de similar planteamiento (coupé de cuatro plazas), aunque en este caso han depurado más la caída del techo hacia la zaga con un perfil de tipo lágrima, que resulta más eficiente en términos aerodinámicos.
Sí parece que la firma británica innovará en esta ocasión con el diseño de los grupos ópticos delanteros. Estamos acostumbrados a que las proporciones y formas de los faros cobren el protagonismo justo en los últimos modelos de Rolls-Royce, y ahora parece que esta tónica continuará, sólo que en esta ocasión optarán por dividir cada grupo óptico en dos faros.
Atendiendo a la parte técnica del Spectre, está previsto que el primer coche eléctrico de Rolls-Royce comparta gran parte de su desarrollo con el BMW i7, la versión eléctrica del próximo BMW Serie 7. Ello deriva a que el modelo británico estará basado sobre la plataforma que el consorcio alemán denomina "Arquitecture of Luxury", que no es una base específícamente diseñada para coches eléctricos, sino que se trata de una adaptación de la plataforma sobre la que se basan otros modelos de combustión interna de la marca, como por ejemplo el Rolls-Royce Cullinam o el Phantom.
Aún es pronto para dar cifras de autonomía o potencia, pero en base al nicho de mercado al que está destinado podemos esperar potencias en el entorno de los 600 CV, mientras que la autonomía en circunstancias de uso real no debería bajar de los 600 kilómetros con una carga completa de su batería, con una cifra de homologación en Europa de unos 700 kilómetros. La capacidad de la batería, en base a las estimaciones, debería superar holgadamente los 100 kWh.
Está previsto que Rolls-Royce desvele al Spectre en su totalidad en algún momento de 2023, con una producción que comenzará a trabajar a pleno ritmo en 2024.