La inestabilidad se ha apoderado del mercado automovilístico europeo. Las marcas sufren ante el cambio de paradigma en la movilidad. Tesla domina, China aprieta y Bruselas no ha encontrado la forma de apoyar a uno de sus más importantes músculos económicos y laborales. El Grupo Volkswagen está sufriendo ante esta nueva era. El conglomerado alemán tiene que recortar su presupuesto y agilizar los procesos si no quiere retrasarse más. Todas las marcas se han visto obligadas a reducir personal, incluida Audi. Los de Ingolstadt anuncian ahora un importante programa de despidos en Alemania.
El objetivo de la dirección es dinamizar los procesos. De media, un coche tarda entre 3 y 4 años en pasar de su etapa de boceto a la producción. Un plazo que los chinos son capaces de ejecutar en menos de la mitad de tiempo. Las marcas europeas son poco flexibles. Cada cambio, actualización o renovación lleva meses, años de programación, reuniones y toma de decisiones. Las grandes empresas del sector quieren liberar masa laboral para así agilizar la toma de decisiones y la renovación de productos.

Audi espera ahorrar hasta 1.000 millones de euros en pocos años
Principalmente en áreas como administración y desarrollo. Eso no quiere decir que Audi dejará de gastar dinero en nuevos productos. Al contrario. Los procesos serán más rápidos para así tratar de igualar la contienda con los chinos. Audi estima que el recorte de personal supondrá un ahorro estimado de 1.000 millones. Mientras, la compañía está invirtiendo un total de 8.000 millones de euros en la construcción de nuevos modelos en sus fábricas alemanas. A pesar de ello, los de Ingolstadt han derivado a China su centro de producción más puntero y avanzado de todos. Una fábrica prácticamente autónoma.
«Audi debe ser más rápida, ágil y eficiente», ha declarado el director ejecutivo de la marca, Gernot Döllner. «Lo que está claro es que esto no será posible sin ajustes de personal». Audi ejecutará hasta 7.500 despidos en Alemania hasta 2029. Las pérdidas de empleos en Audi elevan a un total de 48.000 trabajadores en todo el Grupo Volkswagen. Desde su llegada, Oliver Blume, CEO del conglomerado, está impulsando una agresiva campaña de recortes para hacer al grupo más competitivo. Volkswagen recortará hasta 35.000 empleos en los próximos años. Porsche se deshará de 3.900 trabajadores, mientras que la división de software, Cariad, despedirá a 1.600 empleados.

Mientras tanto, en segundo plano, Audi está ejecutando otros cambios fundamentales para la empresa a corto y medio plazo. La nomenclatura de sus coches ha cambiado. Eléctricos y térmicos convivirán en la misma familia, abandonando la inicial disparidad de gama. El mes pasado se ejecutó el cierre de la fábrica de Bruselas. La planta encargada de la producción del Audi Q8 e-tron cerró sus puertas derivando el trabajo a México. Audi quiere incrementar su imagen premium. En el futuro abordará el segmento del lujo con una nueva generación de vehículos. Una estrategia que también piensa aplicar Mercedes. Ingolstadt quiere recuperar su esencia, incluyendo el retorno del R8 como un poderoso deportivo PHEV.