Actualmente, en los cruces ferroviarios de Japón se emplean baterías de plomo-ácido para alimentar el sistema energía de emergencia que comanda las señalizaciones y cierre de las barreras. Nissan ha encontrado un segundo uso para las baterías que ya no pueden cumplir su función en el Leaf como sustitutas de estas baterías de emergencia. De esta manera, el fabricante japonés muestra que la vida útil de las baterías va más allá del coche eléctrico y que siempre es posible encontrarles una utilidad fuera de ellos hasta que finalmente se reciclen sus componentes principales.
Con el paso del tiempo y los ciclos de carga y descarga, las baterías que se instalan en los coches eléctricos se degradan hasta que finalmente ya no pueden cumplir la misión que tenían encomendada. Si bien este proceso es lento y puede llegar a dura muchos años, es necesario encontrar una solución para las baterías que se retiran, antes del reciclado de sus materiales principales.
Según el director gerente de Renault-Nissan Energy Services, los datos indican que los paquetes de baterías podrían llegar a durar hasta 22 años por lo que los fabricantes buscan encontrarles otras funciones más allá de sus vehículos. Nissan asegura que cuando un paquete de baterías llega al final de su ciclo de vida en un automóvil eléctrico como el Leaf, las celdas de iones de litio todavía pueden retener entre el 60 y el 80 por ciento de su capacidad de almacenamiento.
Nissan ya ha mostrado algunas formas de reutilizar las baterías usadas del Leaf de primera generación. La última de ellas en la flota de vehículos eléctricos automatizados de su planta de producción de Oppama en Japón. Ahora, les ha encontrado otra utilidad reemplazando a las baterías de plomo-ácido que suministran energía de emergencia en los cruce de ferrocarril a nivel. El primero de ellos que ya opera con ellas es el de Atago en la línea Jōban que atraviesa la ciudad de Minamisoma en la prefectura de Fukushima.
La carga y el voltaje de la batería se pueden controlar de manera remota lo que facilita las labores de mantenimiento.
Según indica el inspector jefe del centro de investigación y desarrollo de East Japan Railway, Kaito Tochihara, las baterías de plomo-ácido obligan a realizar visitas rutinarias periódicas a los cruces ferroviarios para comprobar el estado de carga y los posibles deterioros que puedan haber sufrido. Sin embargo, con las baterías de iones de litio reutilizadas, hay un sistema de control, similar al que se emplea en un vehículo eléctrico, que permite verificar su estado de forma remota. “Esto debería llevarnos a mejorar los estándares de mantenimiento de las líneas ferroviarias”, afirma. Además, el empleo de estas baterías permite también un mantenimiento preventivo ya que el sistema da un aviso de alarma en el momento en el que el voltaje de la batería cae por debajo del umbral que la dañaría irremediablemente.
Además, estas baterías tienen otras ventajas. Se pueden recargar en un tercio del tiempo que las anteriores y tienen una mayor vida útil, ya que pueden alcanzar un promedio de vida de hasta 10 años, mientras que las de plomo- ácido duran entre tres y siete años.
Para poder instalar las nuevas baterías se tuvieron que realizar algunas modificaciones en la infraestructura de control para garantizar que pudieran sobrevivir a sobretensiones provocadas, por ejemplo, por las tormentas eléctricas. Hoy en día se están realizando pruebas para analizar los efectos que provocan sobre ellas, así como otros eventos climáticos como son los tifones.
La infraestructura se ha tenido que adaptar para prevenir el efecto de los rayos y los tifones.
Actualmente se están agregando más baterías en las líneas ferroviarias de Jōban y Mito, y también se están explorando otros posibles escenarios de reutilización. "Si podemos confirmar, en esta prueba, que las baterías reutilizadas son seguras para su uso en ferrocarriles, creo que podemos esperar que esta iniciativa se amplíe. Por ejemplo, en equipos de comunicaciones inalámbricas", asegura Tochihara.