Hace tan solo unos días, el Grupo BMW anunciaba que la marca MINI trasladaría la producción de su -por ahora- único modelo eléctrico desde Oxford a otras instalaciones asentadas en China. Ahora es la propia marca BMW la que ha anunciado un desvío de inversiones en favor del mercado estadounidense. La firma bávara gastará alrededor de 1.700 millones de dólares en fabricar baterías y hasta 6 nuevos coches eléctricos en Estados Unidos.
De esta manera, la anunciada gran inversión para incrementar su producción de componentes y modelos eléctricos finalmente irá a parar a Norteamérica, en detrimento de su región natal: Europa. La firma alemana concluyó el pasado año 2021 su meta de convertirse en una marca 100% eléctrica. Entre sus propuestas de crecimiento sobre su división más ecofriendly, se anunció un total de 6.000 nuevos puestos de trabajo que comenzarían a funcionar en el presente año 2022.
Sin embargo, la próxima gran adjudicación de inversiones ha ido a parar a Estados Unidos, con un montante total de 1.700 millones de dólares. Con ello esperan convertir a Spartanburg, Carolina del Sur, en su sede principal de fabricación y distribución de toda América. Entre los beneficios que este aporte presentará al país norteamericano será un mayor número de puestos de trabajo y un más notable protagonismo para la compañía a nivel mundial. Actualmente, en dicho entorno, BMW ya emplea a más de 11.000 personas fabricando y distribuyendo algunos de sus modelos SUV, como el BMW X3 o el BMW X5 híbridos enchufables.
No obstante, la planta de Spartanburg será la receptora de “una nueva ola de vehículos eléctricos”, ya que en sus dependencias se ensamblarán hasta 6 modelos “cero emisiones” para finales de esta misma década. De forma paralela, del montante total, BMW otorgará 700 millones de dólares para la adaptación de su planta de ensamblaje de baterías en Woodruff, también en Carolina del Sur.
Las nuevas baterías que comenzarán a fabricarse allí durante la segunda mitad de la década, serán parte de la llamada sexta generación de componentes, los cuales estarán desarrollados especialmente para los coches eléctricos con plataforma Neue Klasse que se presentarán a partir de 2025. Estos contarán con celdas cilíndricas que aumentarán la autonomía de los modelos, al mismo tiempo que incrementarán la velocidad de carga (en un 30%) y la densidad energética de las mismas (un 20%) con respecto a las actuales de quinta generación.
Al mismo tiempo, BMW afirma que en la producción de estas baterías se reducirá un 60% la emisión de CO2, ya que dependerán más del suministro de energías renovables y el uso más contenido del litio, cobalto y níquel. Estas nuevas baterías ayudarán a reducir el coste de fabricación a la mitad con respecto a las actuales que produce BMW.
Las nuevas instalaciones de BMW en Estados Unidos se adaptarán de la mano de Envision AESC. La capacidad productiva anual será de en torno a los 30 GWh. La planta tendrá una extensión de 90.000 metros cuadrados y dará empleo a más de 300 personas. La cercanía entre la fábrica de baterías y la de coches eléctricos (apenas 27 kilómetros) será uno de los apartados clave para que BMW reduzca su huella de carbono al restar necesidades de desplazamiento y distribución.
Oliver Zipse, CEO de BMW, anunció que la planta de Spartanbug “se convertirá en el nuevo hogar de los vehículos eléctricos a batería de BMW”. Con esto esperan incentivar la compra de coches “cero emisiones” en el mercado norteamericano a través de poder optar así a los beneficios presentados por el Congreso de Estados Unidos con la llamada Ley de Reducción de la Inflación por la que los coches eléctricos fabricados en el mismo país obtendrán ayudas a su compra.