El Grupo BMW se ha fijado una reducción de emisiones de CO2 en un veinte por ciento para este 2020, situándose en algo más de 100 gramos por kilómetro, y prevé acelerar esta caída hasta un cincuenta por ciento en los próximos años. Para ello será fundamental potenciar la venta de vehículos electrificados, especialmente la de coches eléctricos, además de aumentar la eficiencia de los motores de combustión.
De esta manera quieren seguir ofreciendo a los clientes el poder elegir el tipo de propulsión con el que se sientan más cómodos, pero siempre con el objetivo de seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. En esta estrategia será muy necesario, fundamental, el impulso de los coches eléctricos con cero emisiones locales, cuyo despliegue en la marca está próximo a despuntar (hasta la fecha su único modelo eléctrico es el BMW i3).
Para 2023, BMW prevé ampliar su catálogo de coches electrificados hasta los 25 modelos, siendo la mitad de ellos 100% eléctricos. Concretamente habrá 13 nuevos coches eléctricos en los próximos cinco años, siendo el primero en llegar el nuevo BMW iX3.
El primer SUV eléctrico de la firma alemana tendrá 440 km de autonomía WLTP y ya ha comenzado a fabricarse en China. Estrenará la quinta generación de trenes de potencia eléctricos de BMW, con motores eléctricos libres de tierras raras y baterías NMC 811, que necesitan la mitad de cobalto que las baterías anteriores.
A partir de 2021 llegarán los BMW i4 y BMW iNEXT, dos modelos totalmente eléctricos que servirán para reducir todavía más la media de emisiones del Grupo BMW. Durante el año pasado, aproximadamente la quinta parte de los coches que vendió el grupo alemán en todo el mundo fueron híbridos enchufables o eléctricos (500.000 coches electrificados sobre un total de 2,5 millones). Antes de la pandemia del coronavirus, el objetivo era llegar al millón de coches electrificados en 2021.
En 2006, año antes del lanzamiento de la tecnología Efficient Dynamics, la media de emisiones de CO2 de los modelos de BMW era de 186 g/km. En 2018, esa cifra era un 33,3% menor, hasta situarse en 124 gramos de CO2 por kilómetro.
No obstante, y pese a que los objetivos propuestos son plausibles, cabe recordar que BMW es miembro de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), que ha pedido recientemente a la Comisión Europea retrasar seis meses o más la entrada en vigor de los nuevos requisitos en materia medioambiental, debido al gran stock de coches (acumulado por el descenso de ventas durante la pandemia del coronavirus) que no cumplen con el estándar Euro 6.