La startup china Byton, fundada en 2017 para fabricar únicamente coches eléctricos, cesa a partir de hoy sus operaciones y así se mantendrá al menos hasta el final del año. Así lo ha confirmado la compañía, que empleará estos seis meses para encontrar una manera de hacer avanzar la empresa y poder volver a operar más adelante. El despido de prácticamente toda su plantilla de empleados no augura un buen desenlace de esta situación.
En el mes de abril, con la salida de China de la crisis sanitaria, comenzaron a abrirse allí algunas fábricas de automóviles. Es el caso de la de Byton de Nanjing. Una instalación de grandes dimensiones, que ocupa una superficie de 80.000 m2 con varias líneas de producción, en las que planeaba alcanzar unos niveles de calidad comparables con los estándares europeos. Ese mismo mes, y como consecuencia de la pandemia, Byton mandó a su casa a la mitad de los empleados de su sede de Santa Clara, en Estados Unidos. Lo que parecía una circunstancia temporal, que afectaba a toda la industria, se ha convertido en prácticamente la bancarrota del fabricante. Un portavoz acaba de confirmar que la compañía cesa sus operaciones a partir del día de hoy, 1 de julio y, en principio, hasta finales de año.
Sin embargo, la vuelta al mercado dentro de seis meses es altamente improbable. Byton ha despedido a casi todos sus empleados en todo el mundo, y el consejo de administración y la dirección "buscan encontrar una manera de hacer avanzar a la empresa", según ha declarado Dave Buchko, portavoz de la compañía a la web The Detroit Bureau.
Pantalla de 48 pulgadas del Byton M-Byte.
En 2017, Byton arrancó sus operaciones apostando por los coches eléctricos con una alta carga de tecnología y la conectividad, como demostraba la enorme pantalla del salpicadero, que ocupa todo el frontal de lado a lado de su primer modelo, el M-Byte. Era considerada una de las startups más prometedoras en la industria del coche eléctrico gracias a una administración eficiente y a una sólida financiación. En enero, completó su tercera ronda de financiación contando con el conglomerado japonés Marubeni como nuevo accionista, según anunció la compañía en el CES de Las Vegas. Además de convertirse en uno de sus principales inversores, el acuerdo también incluía una nueva asociación estratégica. También en el CES, Daniel Kirchert, CEO de Byton, anunció que se habían alcanzado los 60.000 pedidos anticipados del M-Byte. Este SUV eléctrico tenía previsto ser lanzado en China este mismo año y en 2021 en América del Norte y Europa. Las ventas iniciales se centrarían en Alemania, Suiza, Noruega, Francia, Holanda y Suecia. Su precio de partida estaba fijado en 45.000 euros antes de impuestos y de las diferentes ayudas a la compra de vehículos eléctricos en estos mercados.
Las primeras unidades de preproducción del M-Byte se mostraron en el mes de abril, junto con las imágenes de la fábrica de Nanjing. Sin embargo, arrancar la producción y establecer la cadena de suministro también implica la inversión de una gran cantidad de capital. La crisis del coronavirus ha frenado el flujo de dinero y muchos de los potenciales clientes han cancelado sus reservas arrastrando con ellos las intenciones de los inversores de poner su dinero en Byton: "Sin un flujo de ingresos, nos topamos con el muro", ha asegurado Buchko.
Primeras unidades de preproduccion del Byton M-Byte.
A partir de aquí nadie conoce lo que el futuro le deparará a Byton. Según Sam Abuelsamid, analista de Navigant Research, una de las posibilidades es que una de las grandes empresas automovilísticas chinas adquiera Byton y comience la producción, lo que podría considerarse la salvación de la empresa. A diferencia de otras compañías que han surgido como consecuencia de la electrificación de la industria del automóvil, Byton tiene una fábrica casi completamente funcional y mucho camino recorrido en el desarrollo de su primer modelo. Sin embargo, la situación parece complicada y Abuelsamid añade que él "no apostaría dinero por ella".