Cuando se habla de coches eléctricos, se suele argumentar que su reto es que los paquetes de baterías sean más pequeños, sin que eso perjudique a la autonomía. Es lógico, pues con la consiguiente reducción de peso, se estaría apoyando a una mayor eficiencia del conjunto. Las baterías pueden llegar a suponer el 40% del precio final del vehículo, pero hay otras piezas que pueden y tienen que evolucionar de forma paralela.
Hay que pensar que cuanto más se reduzcan las dimensiones de ciertos componentes, más espacio aprovechable habrá para el habitáculo, o para las propias baterías, mientras se avanza en conseguir unas mejoradas en todos los sentidos.
Menos peso, a igualdad de prestaciones
Y los sistemas de propulsión ocupan buena parte de la estructura del automóvil y, aunque en los coches eléctricos los bloques son más 'simples' y requieren de menos piezas, hay margen de mejora.
Por ejemplo, Audi demostró que las mecánicas cero emisiones con las que está trabajando junto a la plataforma de construcción PPE, desarrollada con Porsche, ya son un 20% menos pesadas que hace unos años y, además han reducido en hasta un 30% su tamaño.
Se entiende que los procesos de fabricación de este tipo de esquemas mecánicos son muy distintos a los que las marcas utilizaban (y utilizan) para producir motores de combustión, por lo que el reto es realmente alto, y va más allá de una gran inversión económica, que también.
La experiencia es un grado
Audi asegura haber dado 'a luz' a medio millón de motores eléctricos, a contar desde 2018, y con evoluciones constantes para llegar al momento actual, con varios modelos electrificados en su catálogo.
Esto quiere decir que los vehículos eléctricos e híbridos no están en una primera etapa, ni mucho menos, sino que hay años de trabajo tras los automóviles que hay a la venta, que tienen que seguir mejorando.
Nos podemos hacer una idea del grado de evolución de los motores eléctricos, si tenemos en cuenta que la relación peso-potencia de estos bloques cero emisiones es ahora un 60% mayor que cuando salieron de fábrica los de primera generación, y no hace tanto tiempo de eso.
Y también hay una mejora en materia de eficiencia (y de baterías), que se traduce en más autonomía eléctrica, que actualmente llega a ser de 625 kilómetros en el Audi Q6 e-tron 100% eléctrico, y de hasta 85 kilómetros en las variantes híbridas enchufables de los nuevos Audi Q7 y Audi Q8.
Obviamente, todo va de la mano de otras evoluciones en cuanto al sistema de frenado regenerativo, que es capaz de hacerse cargo de un buen porcentaje de la energía liberada durante el proceso de deceleración, como también de la ampliación de la potencia de carga soportada y la reducción de los tiempos de espera para recargar autonomía.