En la industria automovilística, la llegada de los coches híbridos enchufables supuso un cambio de paradigma en muchos sentidos. Por aquel entonces, comprarse un coche 100% eléctrico suponía toda una apuesta por esta mecánica; una apuesta arriesgada en ciertos sentidos, pues la tecnología aún era joven y las instalaciones de recarga aún escaseaban. Por ello, diversas marcas apostaron por esta alternativa a medio camino entre un coche con motor de gasolina y uno 100% eléctrico.
El resultado de esto es bien conocido: se han hecho del todo populares gracias a múltiples razones. La principal para ello es que ofrece las virtudes y ventajas de ambos mundos, así como, en España, la obtención de beneficios idénticos a los de los propios coches eléctricos, como la ansiada etiqueta Cero de la DGT. Sin embargo, no han sido pocos los que los han tildado de ser más un problema que una solución.
Coches híbridos enchufables: ¿una solución o un nuevo problema?
Tal ha sido su buena aceptación que, frente a los objetivos de la Unión Europea, estos no suponen una solución sino más bien “un cambio de problema”. Así lo ha tildado Martin Weiss, jefe de Evaluación de Vehículos de DAT, en una entrevista con el medio Automobilwoche. “Si los fabricantes dependen cada vez más de los híbridos enchufables para alcanzar los objetivos de CO2, esto supone un cambio en el problema”.
Esto es debido a que el sistema WLTP presenta ineficiencias a la hora de homologar estos vehículos, pues suelen constar con unos datos notablemente inferiores a lo que en la vida real presentan, tanto en el consumo como en las cifras de emisiones. Esto ha sido demostrado por numerosos estudios recientes.
De igual forma, dichos estudios suelen apuntar a que su uso es inadecuado, ya que muy pocos usuarios suelen cargarlo a diario o cada vez que se gaste su batería; el uso más generalizado es como un híbrido convencional o incluso como un vehículo a gasolina. Esto propicia a que todos sus datos se vean realmente distorsionados en la vida real, con respecto a lo homologado.
“Muchos motores de combustión potentes están incorporando ahora una batería para que sean compatibles con las emisiones de CO2. Esto ayudará a los fabricantes en los próximos meses, pero podría convertirse en un problema”, asegura el responsable cuando habló sobre la nueva legislación europea que entrará en vigor en 2025.
Para el responsable de DAT, estas alternativas mecánicas presentan mayores inconvenientes que ventajas reales: “En estos coches, los motores eléctricos no son realmente económicos, normalmente no tienen una gran autonomía y la batería se resiente debido al comportamiento de carga de muchos fabricantes. Veremos numerosos problemas en los próximos años”.
No obstante, pese a estas palabras de Weiss, lo cierto es que los híbridos enchufables siguen siendo una respuesta clara para muchos usuarios que sí los emplean correctamente. Con una autonomía eléctrica que ya ronda los 100 kilómetros es posible hacer los recorridos cotidianos del día a día en modo ‘cero emisiones’, no teniendo que recurrir casi en ningún momento del bloque de gasolina. Esto supone un importante ahorro en el consumo, así como de emisiones de CO2 en las grandes urbes.