Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Arizona ha analizado el coste totoal de propiedad (TCO por sus siglas en inglés) de vehículos movidos por diferentes tecnologías a lo largo de cinco años. El estudio utilizó tres vehículos representativos de cada una de ellas: un Nissan Leaf eléctrico a batería, un Toyota Prius híbrido autorrecargable, y un Corolla con motor de combustión.
Los resultados y conclusiones han sido publicadas por la revista Energy Policy y muestran las diferencias en los costes totales que supone la compra de un vehículo en diferentes ciudades, en función de la reglamentación, de las ayudas, de los costes atribuibles a la compra y al uso diario que se le da al vehículo.
Características del estudio
Los costes de cada uno de los vehículos se estudiaron entre 2011 y 2015 en 14 ciudades diferentes de Estados Unidos. En ellas se evaluaron las diferentes políticas locales y estatales relacionadas con impuestos, tarifas y subsidios. También se tuvieron en cuenta la variación de los precios del combustible, de los seguros y de las tareas de mantenimiento. En el estudio se contemplan las tasas de depreciación, los precios de reventa y los kilómetros recorridos por cada vehículo.
Para estimar los costes de propiedad de cada modelo, el equipo de la Universidad de Arizona, dirigido por Hanna L. Breetz y Deborah Salon, recopiló toda la información específica sobre cada una de las 14 ciudades y realizó un estudio de sensibilidad de cada uno de los parámetros contemplados, dividiéndolos en seis conceptos: incentivos (barra gris), coste neto de la compra (rojo), impuestos y tasas anuales (amarillo), seguro (verde), mantenimiento (azul) y combustible (morado).
TCO de cada modelo en cada una de las 14 ciudades estudiadas
Conclusiones del estudio
A pesar de las palpables diferencias en el coste total de propiedad en las 14 ciudades, el análisis de sensibilidad muestra en todos los casos la misma conclusión: el mayor precio de compra de un vehículo eléctrico, a lo que hay que sumar su rápida depreciación, no compensan a día de hoy el ahorro que se logra por el menor precio de la electricidad frente a los combustibles fósiles.
En las ciudades estudiadas, el Leaf resulta más caro de adquirir que el Corolla en todos los casos, y que el Prius, con una única excepción. La depreciación del Leaf en los cinco primeros años es mucho mayor que las de los otros dos modelos, de tal forma que el valor que se pierde en la reventa supera el ahorro por el menor precio de la electricidad frente a la gasolina. Además, su mayor valor de venta inicial repercute en mayores impuestos y coste del seguro.
La competitividad de los vehículos eléctricos depende intrínsecamente de la innovación y de la economía de escala por un lado y del coste de los seguros, el precio de los combustibles fósiles y el contexto gubernamental por el otro. Los progresos técnicos y la fabricación masiva de coches eléctricos debería conducir progresivamente a precios de compra mucho más bajos. En cambio, teniendo en cuenta únicamente los factores que se incluyen en el estudio, actualmente esta tecnología todavía no resulta competitiva a nivel de costes en los Estados Unidos.
Sin embargo, la compra de un vehículo eléctrico hoy puede ser económicamente rentable si se tienen en cuenta otros factores. Entre ellos, además de la economía de escala que menciona el informe, está la reducción del precio de las baterías, que está siendo más rápida y profunda de lo esperado. También hay que añadir otras ventajas que ofrece el coche eléctrico, relacionadas con su uso. En función de la reglamentación de cada ciudad puede disfrutar de aparcamiento gratuito en muchas zonas de pago, la reducción en el impuesto de circulación, el acceso prioritario a zonas restringidas o las tarifas reducidas en los peajes. A todas ellas podemos unir también las nuevas tarifas eléctricas especialmente diseñadas para la recarga vinculada del vehículo eléctrico que incrementan, todavía más, el ahorro en el coste del combustible.