El hogar de los patriotas y la tierra de la libertad. Así reza el himno americano, pero esa libertad depende muy mucho de quien seas. Estados Unidos ha hecho del capitalismo su razón de ser. Durante mucho tiempo ha sido el sueño de las marcas más importantes del mundo.
Su flexible legislación comercial ha permitido la rápida expansión de múltiples mercados, aunque, históricamente, los americanos siempre han mostrado un claro proteccionismo para con sus empresas. China atenta ahora contra la industria automovilística y ya hay movimientos para frenar en seco una llegada masiva de productos al continente.
Al igual que muchas otras regiones del mundo, Estados Unidos tiene ambiciosos planes de electrificación. El Gobierno de Joe Biden ha impulsado diferentes leyes que promueven la venta de coches eléctricos, aunque los gustos y las tendencias de los conductores no han terminado de encajar con los propósitos nacionales.
El Ejecutivo americano siempre ha tratado de proteger los intereses de sus marcas incentivando la compra de vehículos Made in USA. La Ley IRA, Ley de Reducción de la Inflación, es el principal escudo de defensa de la industria. Fuertes subvenciones económicas para aquellos que apuesten por coches americanos.
Medidas concretas que dinamitarían la competitividad de los fabricantes chinos
Este enfoque ha generado mucha controversia con otras regiones del globo, principalmente con el Viejo Continente. Las marcas europeas se han visto perjudicadas al no poder sumarse a muchos de los incentivos comerciales.
Europa y Estados Unidos están obligados a entenderse si realmente quieren minimizar el impacto de las marcas asiáticas. Los americanos están un paso por delante gracias a políticas más sensatas, como los descuentos directos a la hora de comprar un coche subvencionado. Los conductores no tienen que esperar a recibir la bonificación por parte del Estado, sino que se aplica directamente en el precio de venta.
A pesar de ello, Norteamérica teme la llegada de las marcas chinas. Muchas ya están planteándose cómo saltarse las actuales limitaciones. BYD ha sido la primera en dar el paso. Busca una localización en México donde poder construir su primera fábrica en el continente. Una estrategia que sigue los pasos de Tesla.
Actualmente, la Ley IRA sí incluye en su programa a los coches ensamblados en México, pero eso podría cambiar si se aprueba una propuesta de ley presentada por el senador republicano por el Estado de Missouri, Josh Hawley. Una medida que ha recogido Reuters.
El proyecto de Hawley propone elevar los aranceles del 27,5% actual al 100%. Eso quiere decir que los coches chinos sufrirían graves penalizaciones que duplicarían su precio actual. El Senador ha ido un paso más allá al incluir en su propuesta a los coches ensamblados en México, aunque sólo para aquellas compañías que tengan su sede en China.
Por el momento, sólo es eso, una propuesta de Ley, pero la intención es que la Cámara Alta de Estados Unidos debata su implantación. Mientras tanto, en Europa, la investigación contra China avanza sin grandes novedades. Los resultados públicos se presentarán a finales de año, aunque ya muchos aseguran la entrada en vigor de aranceles especiales a la importación de vehículos procedentes de China.