El movimiento para impulsar la electrificación del automóvil ha tomado un carácter global y está siendo impulsado tanto por los gobiernos como por los fabricantes de automóviles. Sin embargo, existen alternativas que tratan de ocupar nichos de mercado o espacios tecnológicos en los que la electricidad causa algunos problemas. Según una ejecutiva de uno de los mayores productores mundiales de biocombustibles, el impulso para la electrificación de los automóviles no significa que el etanol esté muerto como producto.
Más allá de la demanda que seguirá existiendo en aquellos países que producen los biocombustibles y en los que la adopción de los vehículos eléctricos se considera más lenta, como es el caso de Brasil e India, hay industrias que necesitarán usar biocombustibles para reducir las emisiones donde la electrificación no es una opción factible. Así lo cree Paula Kovarsky, directora de estrategia de Raízen una empresa energética de origen brasileño con presencia en la producción de etanol, la distribución de combustibles y la generación de energía.
En una entrevista en Nueva York previa al ciclo de conferencias climáticas que se celebra allí, Kovarsky dijo que los llamados sectores "difíciles de reducir", como el transporte marítimo y la aviación comercial, son objetivos importantes para el futuro de los biocombustibles. Los vehículos eléctricos alimentados por celdas de combustible de hidrógeno podrían abastecerse de este gas a partir de etanol.
"Me imagino a los fabricantes de coches eléctricos ofreciendo el mismo modelo de automóvil alimentado por baterías electroquímicas en Europa o Estados Unidos y por una pila de combustible de hidrógeno producido a partir de etanol en Brasil o India, con tan solo cambiar un componente por el otro", explica Kovarsky.
Nissan, Toyota y Volkswagen se encuentran entre los fabricantes de automóviles que desarrollan tecnología híbrida para utilizar etanol y producir hidrógeno dentro del propio automóvil. Un gas que posteriormente, a través de una pila de combustible, alimentará un motor eléctrico. Los expertos creen que este desarrollo complejo mecánicamente, ya que exige que los últimos pasos del proceso químico tengan lugar a bordo del propio vehículo, solo tiene sentido para lugares como Brasil, donde existe un amplio sistema de distribución de etanol. Sin embargo, dado que los fabricantes de automóviles tienen planes de producción globales, existen serias dudas de que decidan producir automóviles diferentes según las necesidades de cada región específica.
Kovarsky ve potencial para que el etanol se use en combustible de aviación sostenible o como biocombustible búnker para embarcaciones, áreas donde las baterías y la electrificación encuentran serias dificultades para ser implementadas.