Según el Estudio de Monitorización e Emisiones de Flotas en Europa (EFEM), hay motivos para la esperanza, aunque también para la reflexión. Tal y como se desprende del informe, un 43 % de las empresas españolas ya incorpora medidas de sostenibilidad en sus flotas y un 54% espera que sus flotas sean totalmente eléctricas en el futuro. Estas son las buenas perspectivas. Las no tan buenas es que el 26% de las empresas desconoce todavía las emisiones de CO2 de su flota de sus vehículos, el 41% de la sempresas superan todavía los 100 g/km de CO2 y el 70% subestima las obligaciones de la Directiva sobre Informes de sostenibilidad Corporativa (CSRD).
Así las cosas, hemos querido hablar con Joinup, compañía especializada en servicios de movilidad para empresas, para que nos ayude a desentrañar los retos a los que se enfrenta la movilidad corporativa a la hora de afrontar un futuro más sostenible.
En este sentido, tal y como indica Elena Peyró, CEO de la compañía, el que las empresas apuesten por la transición energética en sus flotas corporativas "implica que tengan futuro. En Joinup estamos seguros de que la única forma de que una empresa tenga proyección es apostar por la sostenibilidad. Ya no es una opción. Nuestros clientes, más de 700 grandes empresas, nos lo transmiten claramente todos los días. Quieren asegurarse de que su movilidad sea sostenible, quieren conocer su huella de carbono en tiempo real, y exigen tener proveedores comprometidos con el cuidado del empleado para asegurar su retención de talento. Incluso se preocupan por nuestra política interna, por saber que Joinup hace las cosas bien, por ejemplo, con sus conductores. Esto no es otra cosa que sostenibilidad social".
Los retos de las flotas eléctricas corporativas
La adopción de vehículos eléctricos en las flotas corporativas enfrenta varios desafíos significativos.
Tal y como explican desde Joinup, el primer reto "es apostar por la sostenibilidad sin perder operatividad. Las empresas tienen un ritmo vertiginoso y necesitan mantener su actividad. Por eso es primordial que su compromiso con la sostenibilidad no merme su capacidad".
Uno de los elementos que se convierten en críticos es el precio de adquisición de los vehículos. Como explican desde la compañía "aunque estos vehículos ofrecen ahorros a largo plazo, en términos de costes operativos y mantenimiento, su precio inicial suele ser más alto que el de los vehículos de combustión interna".
Pese a todo, y tal y como se desprende del estudio de Arval Mobility Observatory, el 84% de las empresas españolas ya cuenta con algún vehículo eléctrico y están pensando en aumentar su número. De hecho, según publicamos recientemente, 3 de cada 4 empresas españolas ya tiene un coche impulsado por energías alternativas en su flota.
Pero, además del precio ode los vehículos o de los pocos puntos de recarga eléctrica que, "lo realmente importante es que hay aspectos que pueden mermar su agilidad. Un empleado que quiera tener opción a recargar su vehículo en todos los puntos de su ruta puede llegar a tener hasta 10 aplicaciones en el móvil. Esto es imposible de gestionar, por no hablar de lo que implica para la empresa recibir, centralizar y auditar toda esta información. Por eso nosotros, tenemos un servicio de recarga eléctrica en el que están los principales operadores. El empleado no necesita más que una aplicación y la compañía tiene toda la información centralizada", insiste Peyró.
"Estos son los verdaderos retos, esas pequeñas cosas que hacen que el trabajo sea posible o no. Nosotros tenemos un acuerdo global con empresas con verdadera vocación y que están haciendo una apuesta real por la movilidad sostenible", defienden desde Joinup.
Además, la gestión eficiente de flotas eléctricas requiere planificación y coordinación. Desde la optimización de rutas, como ya hemos dicho, hasta la gestión de la carga en sí o el control de este gasto y estas tareas pueden representar un verdadero desafío para las empresas.
Las ventajas de una movilidad corporativa sostenible
Cada vehículo eléctrico puede reducir hasta 5,7 toneladas de CO2 en su ciclo de vida.
En España, un significativo 75% de empresas considera importante reducir las emisiones de CO2 de sus flotas. En particular, las que califican esta actividad como crucial han aumentado en seis puntos porcentuales desde 2023 hasta alcanzar un 29% de los encuestados, lo que indica un compromiso creciente con la responsabilidad medioambiental, tal y como señalan desde el Estudio de Monitorización de Emisiones de las Flotas Españolas. Otro dato importante es que el 33% de las compañías ya monitorizan sus emisiones.
Otro de los retos que destacan en el informe es que, pese a ser conscientes de lo necesario que es, muchas empresas siguen teniendo dificultades para implantar una gestión digital de sus flotas que incorpore el análisis de datos.
De hecho, tal y como recalcan en el estudio, solamente un 23% de las empresas españolas ha adoptado herramientas digitales para medir y gestionar activamente las emisiones de CO2 de su flota, por detrás del 31% de las empresas europeas. "En el caso los clientes de Joinup, han reportado un ahorro promedio superior al 25% en costes operativos, gracias a la digitalización, el control eficiente y la deducción de IVA, entre otros", defiende Peyró.
El papel de las ayudas
Respecto al papel de las ayudas y subvenciones en esta transición energética, Peyró lo tiene claro: "justo ayer el Consejo de Ministros amplió el Plan MOVES III hasta finales de año. Esta es una magnífica noticia y seguro que ayudará a las empresas que se lo estén planteando. Todo suma, pero estoy segura de que queda todavía mucho por hacer. Todos: administraciones, empresas privadas con flotas y proveedores tenemos la responsabilidad de trabajar de la mano y ver en qué nos podemos ayudar. Muchas veces será a través de ayudas y subvenciones, pero otras muchas serán mediante diálogo, escucha activa y medidas facilitadoras. Estamos seguros de que, en estos años, o meses, habrá novedades que necesiten del apoyo de todos".
Un pequeño empujón para que el impulso a la flota eléctrica siga adelante.
