Arnaud Deboeuf, director de fabricación de Stellantis, ha sido muy duro en sus recientes explicaciones sobre la electrificación del parque móvil. Históricamente, el grupo automovilístico no ha sido especialmente optimista con el cambio hacia una industria totalmente eléctrica: las destacables menciones del propio Carlos Tavares, CEO de Stellantis, dan buen crédito de ello. Sin embargo, ahora ha sido otro directivo y persona de influencia dentro del grupo quien ha avisado de los problemas que pueden derivar del alto coste que representan los coches eléctricos para el ciudadano.
Ha sido durante el reciente lanzamiento del nuevo Citroën ë-C4X donde el directivo ha señalado la importancia de reducir los costes de fabricación de los vehículos eléctricos para que estos puedan ofrecerse a un precio más atractivo y asequible para el gran público. Arnaud apuntó a la amenaza que representan los altos precios de los coches eléctricos actuales, ya que la gente no puede pagar por su adquisición.
"Si los fabricantes de automóviles no pueden reducir el coste de los vehículos eléctricos, el mercado colapsará", afirmó el directivo. Esto supone un enorme desafío para toda la industria pues, a medida que han transcurrido los años, la mayoría de fabricantes genéricos han apuntado sus líneas de producción hacia nuevas soluciones que garanticen dicha disminución del coste final por vehículo. Sin embargo, estos esfuerzos se están viendo contraatacados por una incesante alza en los precios de adquisición de materias primas y, por consiguiente, de componentes tan imprescindibles como las propias baterías.
Desde la Unión Europea ya han dado su aprobación para la eliminación total de la venta de coches térmicos en la región para el año 2035; esta noticia es muy relevante para la sostenibilidad y el medio ambiente, aunque, según afirmó Arnaud, podría desembocar en grandes problemas para la industria automovilística si los precios de los coches no pueden disminuir. Stellantis a día de hoy posee el objetivo de reducir el coste de fabricación de sus eléctricos en un 40% para el año 2030, a través de acoger la fabricación interna de piezas y componentes, así como presionando a sus proveedores para que bajen los precios.
Hace tan solo unos días se dio a conocer el Citroën ë-C4X, un modelo eléctrico del todo polivalente y uno de los vehículos de acceso a la gama "cero emisiones" de la firma francesa. Por el momento no se conoce el precio de partida del vehículo, aunque las estimaciones hablan de una factura superior a los 35.750 euros que cuesta a día de hoy hacerse con un Citroën ë-C4 compacto en España. Un precio muy superior a lo que una gran parte del público general podrá pagar por un vehículo, algo que incomoda por completo a Stellantis, pues, a lo largo de esta década tienen previsto lanzar un total de 75 nuevos modelos electrificados y transformar sus plantas de fabricación.
Desde el grupo automovilístico saben lo mucho que se juegan al respecto y es que, si el público no puede acceder a una gama de vehículos eléctricos de entrada, temen que este se decante finalmente por la adquisición de un coche térmico de ocasión, detonando en un problema para los fabricantes.
Ya se ha podido ver cómo diversas marcas han tenido que subir los precios de sus coches de forma considerable al presentar unos costes de fabricación más elevados. Tal es el caso de Tesla, entre otras, quienes han tenido que subir los precios hasta el 6.000 euros para algunos de sus modelos. No obstante, muchos inversores y expertos en la materia son muy optimistas sobre el coste de fabricación y venta de coches eléctricos y estiman que a partir de mediados de esta misma década estos podrían caer a niveles similares de los vehículos térmicos.