El Jaguar I-Pace cuenta con un motor eléctrico que puede funcionar con intensidades de corriente de hasta 650 amperios, para el que Continental ha desarrollado un sistema de electrónica de potencia de última generación. La empresa alemana ha creado una solución capaz de manejar los cambios extremos de carga que necesita un tren de potencia deportivo y orientado al rendimiento como es el del I-Pace, primer coche eléctrico del fabricante inglés.
Este mismo sistema, estrenado en el Range Rover Sport Plug-in Hybrid, está diseñado para ser aplicado en toda la línea de futuros vehículos eléctricos de Jaguar y Range Rover. Christopher Breitsameter, jefe de la división de electrónica de alto voltaje de Continental, explica que la tercera generación del sistema ofrece soluciones para vehículos en todas las clases de potencia.
Tanto en los sistemas híbridos como en los eléctricos puros, la electrónica de potencia suministra energía al motor eléctrico al mismo tiempo que controla el proceso de recuperación de energía. Actúa como una interfaz entre la batería de alto voltaje y el motor eléctrico. "En el diseño de la electrónica de potencia del Jaguar I-Pace y del Range Rover Sport Plug-in Hybrid, trabajamos en estrecha colaboración con Jaguar Land Rover para maximizar el potencial de nuestro sistema de generación actual, con un fuerte enfoque en la conducción deportiva y el alto rendimiento", ha añadido Breitsameter.
Datos técnicos del Jaguar I-Pace.
La batería de un vehículo eléctrico se alimenta de corriente continua. Sin embargo, el motor eléctrico requiere para su funcionamiento corriente alterna trifásica. La electrónica de potencia se encarga de convertir la corriente continua procedente de la batería en corriente alterna para el motor mediante un inversor. No sólo eso, sino que también tiene la función de transformarla al amperaje y la frecuencia requeridas por el motor, los dos parámetros eléctricos que controlan su funcionamiento. En el modo de recuperación, el proceso es inverso, y la electrónica de potencia, mediante un rectificador, convierte la corriente alterna producida por el motor eléctrico en corriente continua, que posteriormente se introduce en la batería.
La electrónica de potencia determina cómo utilizar el potencial del motor eléctrico. Por lo tanto, es clave para maximizar el par motor que es capaz de ofrecer de forma constante, de lo que depende su respuesta instantánea, una característica inherente de los vehículos eléctricos.
La electrónica de potencia debe ser capaz de suministrar la corriente máxima en fracciones de segundo, algo que ocurre, por ejemplo, cuando se requiere la máxima aceleración desde parado. El desafío para el equipo de desarrollo ha sido adaptarse a unos cambios de carga muy elevados y al mismo tiempo cumplir con los requisitos esperados de fiabilidad y vida útil.
Range Rover Sport Plug-in Hybrid.
Otro desafío de Continental en este desarrollo fue minimizar el espacio para lograr un sistema compacto manteniendo los requerimientos de potencia y durabilidad. Esta característica ha sido posible gracias al uso de los innovadores módulos de potencia IGBT (Insulated Gate Bipolar Transistor), que son un componente clave del inversor y que actúan como interruptores en los circuitos de la electrónica de potencia.
Otra característica especial que Continental ha logrado con este sistema es que puede usarse en diferentes tipos de vehículos. Así, por ejemplo, en términos de hardware es idéntico en el Range Rover Sport Plug-in Hybrid y en el Jaguar I-Pace, mientras que las únicas diferencias se pueden encontrar en el software.