A principios de este mes, la prensa española se hacía eco de los supuestos planes de Tesla para construir una gigafactoría en España, cerca de Valencia. La noticia tenía una importancia trascendental puesto que se trataba de la segunda instalación europea del fabricante americano, después de Giga Berlín. Las negociaciones tenían un carácter de alta confidencialidad, una condición impuesta por Tesla a todos sus interlocutores.
Según la información filtrada por un portavoz del Gobierno regional, Tesla planteaba una inversión de 4.500 millones de euros, aunque no se ofrecieron detalles, precisamente citando la confidencialidad de las negociaciones. La filtración a los medios de las conversaciones provocó que los representantes de la compañía se mostraran “muy enfadados” ante las noticias publicadas en la prensa. La gerencia de Tesla se lo tomó como algo personal, ya que esperaba que los detalles de la negociación no se hiciesen públicos.
Las consecuencias fueron extremas. El fabricante estadounidense se retiró de las negociaciones y España se despedía de una inversión que hubiera creado muchos puestos de trabajo. Ximo Puig, entoncespresidente en funciones de la Generalitat Valenciana, negó haber filtrado los detalles aludiendo que el periodo post electoral en el que se habían producido los hechos no le permitió controlar la información que finalmente acabó en la prensa.
Estaba previsto que Elon Musk se reuniera con el presidente de España, Pedro Sánchez, durante su gira europea que comenzó el 15 de junio. Finalmente, sin motivo aparente, la reunión no se llevó a cabo, mientras que el CEO de la compañía sí mantuvo conversaciones con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente francés, Emanuel Macron.
La calma tras la tempestad
Pero las cosas no se podían quedar así. España está muy interesada en este proyecto y un malentendido como este no podía tener unas consecuencias tan importantes. Pero no solo hay interés por parte de España. Al fabricante californiano no ha dejado de interesarle nuestro país. De hecho, hay antecedentes de filtraciones en las negociaciones de Tesla que no han tenido estas mismas consecuencias. Sin ir más lejos, los rumores sobre la ubicación de la Gigafactoría de México flotaron durante meses antes de realizarse el anuncio oficial. Aun así, Tesla no abandonó sus planes.
Según publica El Confidencial, apaciguados los ánimos, se han retomado las negociaciones en las últimas semanas entre el Gobierno de España y Tesla. Esta vez, y esperemos que siga siendo así, nada ha trascendido sobre ellas. Lo que sí se sabe es que el Gobierno de Valencia está acelerando los trámites para la expropiación de los terrenos en la zona de Cheste, donde podría ubicarse la fábrica.
Además de la de Berlín, Tesla necesita otra gigafactoría europea para producir el esperado Model 2, el futuro coche eléctrico más asequible de su gama. De los tres países sondeados por Musk, Italia y Francia tienen salarios relativamente altos, mientras que España es una opción más práctica para controlar los costes, además de ofrecer una situación geográfica muy favorable.
El retraso provocado por este tiempo perdido sí podría tener una consecuencia importante si finalmente se llega a un acuerdo. El proyecto quedaría fuera de plazo para acogerse al PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) del Vehículo Eléctrico y Conectado, aunque este no sería un punto transcendental para la decisión final por parte de la compañía.
