Elon Musk, CEO de Tesla, y también de empresas como Hyperloop o SpaceX, ha sido un partidario de Donald Trump, ahora reelegido para la Casa Blanca, desde su primera presidencia. Esta idea, que hace años podría parecer surrealista dada la pasada animadversión de Trump por los coches eléctricos y su apoyo a las grandes marcas norteamericanas y a los vehículos de combustión es una realidad palpable: Elon Musk será Co-Director del Departamento de Eficiencia Gubernamental en la Casa Blanca.
Sin embargo, más allá de las ideas políticas y sociales del magnate sudafricano, todo tiene una explicación empresarial y, por lo tanto, económica. El pasado 10 de octubre, Tesla marcaba un antes y un después en la industria del automóvil con el evento de presentación del Robotaxi, y del Robovan, dos vehículos eléctricos y completamente autónomos. Con estos lanzamientos, la compañía de Elon Musk consolida su apuesta por revolucionar el transporte, demostrando que detrás de cada decisión empresarial hay una estrategia económica sólida.
La segunda recompensa para Elon Musk
Después de haber sido nombrado Co-Director del Departamento de Eficiencia Gubernamental en la Casa Blanca junto a Vivek Ramaswamy, Elon Musk recibe una segunda recompensa por parte de la administración Trump. Entre sus objetivos está facilitar un cambio de normativa para sus futuras estrategias comerciales, principalmente centradas en la conducción autónoma.
El equipo de transición de Trump está evaluando una flexibilización de las regulaciones federales relacionadas con los vehículos autónomos. Este cambio podría convertirse en una de las prioridades del próximo Departamento de Transporte, según informes preliminares. Aunque estas propuestas aún son solo rumores, han generado un impacto significativo en el mercado financiero, impulsando a Tesla en el Nasdaq, donde sus acciones han llegado a registrar un aumento temporal del 8%, alcanzando los 341,13 dólares por título. Desde la noche electoral del pasado 5 de noviembre, la capitalización de mercado de Tesla ha crecido un 28%.
Los vehículos autónomos representan un cambio de paradigma en la movilidad. Tesla está a la cabeza de este movimiento con avances tecnológicos significativos. Sin embargo, el éxito de esta transición dependerá de lograr un equilibrio entre la innovación y la seguridad, además de superar los retos regulatorios y sociales que plantea esta tecnología emergente.
Elon Musk ha reiterado su compromiso con el desarrollo del negocio de los robotaxis. Durante la presentación de resultados del último trimestre, Musk aseguró que la compañía espera poner en marcha este servicio en diversas ciudades de Estados Unidos para 2025. Actualmente, Tesla ya opera servicios de transporte autónomo para sus empleados en la bahía de San Francisco, pero la implementación masiva enfrenta importantes retos regulatorios.
Las normativas federales para la conducción autónoma
Las actuales normativas de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) presentan barreras para la adopción generalizada de vehículos sin volante ni pedales. Aunque la NHTSA tiene la capacidad de emitir regulaciones que promuevan la adopción de esta tecnología, el gobierno de Trump podría buscar un enfoque más rápido mediante la aprobación de leyes en el Congreso, según un informe de Bloomberg.
En este momento, la NHTSA permite que los fabricantes desplieguen hasta 2.500 vehículos autónomos anualmente bajo exenciones específicas. Sin embargo, se pretende aumentar este límite a 100.000 unidades para acelerar la expansión.
No obstante, los intentos anteriores de aprobar leyes para ampliar estas cifras han enfrentado obstáculos legislativos. Durante el primer mandato de Trump, un proyecto de ley similar se estancó en el Senado. Más tarde, bajo el mandato de Joe Biden, se intentó nuevamente fusionando propuestas adicionales, pero fracasó debido a desacuerdos entre fabricantes y legisladores, especialmente en relación con la protección de los derechos de los consumidores ante posibles litigios.
La conducción autónoma de Nivel 5 de Tesla y los desafíos de la seguridad
A pesar de las ambiciones de Tesla, la compañía se tiene varias investigaciones en curso relacionadas con la seguridad de su sistema de conducción autónoma. Recientemente, la NHTSA inició una investigación para determinar si el sistema de ‘Full Self-Driving’ (conducción autónoma total) tiene defectos, especialmente en condiciones adversas como niebla o baja visibilidad. Esta medida surge tras reportes de varios accidentes, uno de ellos con resultado fatal, donde estaban implicados vehículos Tesla.
Tesla planea llevar esta tecnología a Europa y China en 2025, pero dependerá de la aprobación regulatoria en estas regiones. Las normativas internacionales tienden a ser más estrictas, lo que podría retrasar la expansión de este innovador sistema de transporte.