Elon Musk ha presentado los desastrosos resultados de Tesla del primer trimestre del año. Realizó una intervención inicial de 18 minutos en la que presentó los datos y habló del futuro de la marca. Los resultados financieros están por debajo de las expectativas. La compañía registró ingresos por valor de 19.335 millones de dólares, lo que representa un descenso del 9% respecto al mismo periodo del año anterior. El beneficio neto se redujo en un 71%, situándose en 409 millones de dólares (aproximadamente 358 millones de euros). Este retroceso se atribuye, en parte, a pérdidas relacionadas con criptoactivos y a una disminución en las ventas de vehículos, que cayeron un 13%
El resultado bruto de explotación también experimentó una caída del 17%, alcanzando los 2.814 millones de dólares, reflejando una presión en los márgenes operativos debido a la estrategia de reducción de precios para estimular la demanda. A pesar de estos datos, Tesla mantiene su compromiso con la expansión de la movilidad eléctrica. La empresa ha anunciado planes para iniciar la producción de un modelo más asequible en la primera mitad de 2025, con el objetivo de ampliar su alcance en el mercado global.

Elon Musk vuelve al redil
En los primeros meses del año, la implicación de Elon Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), bajo la administración de Donald Trump, pasó factura a Tesla. Ante el desconcierto de inversores y clientes, Musk ha anunciado que reducirá drásticamente su dedicación al DOGE para dedicar más tiempo a dirigir Tesla, un movimiento bien acogido en bolsa que elevó las acciones casi un 8 % al cierre de la jornada.
Desde la investidura de Donald Trump en enero, Elon Musk y su equipo han trabajado desde sus puestos en agencias federales, accediendo a datos sensibles y participando en recortes masivos de plantilla y de programas de diversidad e inclusión. Oficialmente designado “empleado especial del Gobierno”, Musk solo puede prestar servicio 130 días al año, pero su presencia en el DOGE despertó rechazo entre quienes relacionaron su figura con protestas, llamados al boicot de Tesla e incluso algunos episodios de tensión en concesionarios.

El primer trimestre dejó cifras especialmente duras para la firma de vehículos eléctricos. Las matriculaciones bajaron un 1%, el volumen de negocio retrocedió un 9 % respecto al mismo periodo de 2024 y el beneficio neto cayó un 71%, hasta los 409 millones de dólares. Muchos analistas señalan que la exposición política de Musk desanimó a posibles compradores y tensionó la reputación de la marca, lo que obligó a ajustar precios para incentivar la demanda y erosionó los márgenes.
En respuesta a estas turbulencias, Musk ha anunciado que, desde mayo, su dedicación al DOGE se reducirá de forma “significativa”, aunque conservará una participación limitada (“uno o dos días por semana”) mientras Trump lo requiera. “Mi prioridad será Tesla”, afirmó el magnate, asegurando que su equipo en el DOGE seguirá combatiendo el despilfarro público, pero sin lesionar la marca automovilística. El mercado lo celebró con una subida cercana al 8 % en las operaciones fuera de horario, que se mantuvo en torno al 5 % al día siguiente.

Justificando lo injustificable
Elon Musk ha confirmado que mantendrá cierto grado de colaboración con el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) durante “el resto del mandato” del presidente Trump, pero aclara que en breve dedicará “uno o dos días a la semana” a asuntos públicos y el resto a impulsar Tesla. “Seguiré apoyando la reducción de aranceles mientras sea útil, pero mi prioridad será fortalecer la movilidad eléctrica”, señaló.
Aunque el acercamiento de Musk a la Casa Blanca fue firme desde enero, el distanciamiento se ha convertido en un secreto a voces. “Elon hace un gran trabajo, pero tiene que volver a sus empresas”, comentó Trump a primeros de mes. “Cuando sea el momento, Elon deberá marcharse”, añadió, anticipando la noticia.
Durante la conferencia con analistas, Musk reconoció los “reveses” causados por su implicación en DOGE, pero defendió la misión: “Reducir el déficit insano que arrastra a EE. UU. hacia la destrucción es una tarea vital. Ya hemos conseguido avances reales contra el despilfarro y el fraude”. Admitió que quienes se beneficiaban del gasto excesivo “intentarán atacarnos”, pero destacó que no hay alternativa: “O dejamos que siga el derroche y con ello la bancarrota del país, o luchamos para encauzar de nuevo la nación”.
Musk zanjó el debate optando por “combatir el despilfarro y el fraude” para proteger la estabilidad de Estados Unidos: “Si EE. UU. cae, todos caeremos con él”. Con este paso, asegura, podrá concentrarse aún más en el desarrollo de vehículos eléctricos accesibles e innovadores, camino en el que Tesla continúa liderando.

El futuro de una Tesla mejor
Más allá de la polémica política, Tesla mantiene intacta su hoja de ruta hacia una movilidad eléctrica asequible e innovadora. El lanzamiento de un modelo más económico y el despliegue de un servicio de robotaxis en junio, con Austin como primera ciudad de prueba, apuntalan la visión de Musk.
“Aunque hayamos encontrado baches, la meta es clara: una ‘ciudadela en la colina’ que simbolice nuestro futuro”, instó el fundador de Tesla. Con inversiones en inteligencia artificial y una apuesta por reducir costes, la compañía confía en recuperar el ritmo de crecimiento y reforzar su liderazgo en el mercado global de vehículos eléctricos.