El coche eléctrico plantea innumerables efectos positivos y otros que no lo son tanto. La reindustrialización del sector de la automoción está provocando que muchos trabajadores tengan que abandonar sus puestos de trabajo ante una reorganización de la cadena productiva. Los despidos son uno de los peligros de la electrificación y ya podemos observar los efectos directos de las nuevas políticas de las empresas. Hace unas semanas Ford anunció un importante recorte de personal en su división europea y hoy hemos podido saber que al menos un tercio de los despidos se producirán en España.
Los americanos quieren centrarse única y exclusivamente en el coche eléctrico dentro de la Unión Europea. Ford afronta una de las etapas con más cambios de toda su historia. Jim Farley, CEO de Ford, ha tomado un camino lleno de complicaciones y duros objetivos. Europa ya tiene planes confirmados para abandonar los motores térmicos en el año 2035 y ocupar posiciones antes de tiempo resulta esencial para el devenir de una compañía tan importante como la americana. No hay que dejar nada a la improvisación, aunque esos cambios se lleven por delante miles de puestos de trabajo.
Con más de 3.800 despidos programados para los próximos tres años en la región de Europa, la fábrica de Colonia es la más perjudicado por la nueva estrategia. El centro de desarrollo verá mermada su actividad con el objetivo de crear una estructura más competitiva y contenida en costes. En España, Ford cuenta con la planta de Almussafes, la que hace tiempo era una de las más productivas de la Unión Europea. Hoy, con apenas modelos saliendo de sus líneas de trabajo, la división española ha propuesto al comité de empresa un ERE para 1.144 de sus 6.000 trabajadores.
De concretarse esa cifra supondrá que España aportará más de un tercio de los despidos de Ford en Europa. Eso no quiere decir que la fábrica vaya a cerrar. Los coches eléctricos requieren menos complejidades para producirse. Su menor cantidad de componentes simplifica los procesos y reduce la mano de obra necesaria. Hace un año la planta española luchaba contra la planta alemana de Saarlouis por adjudicarse un contrato vital para los próximos años. Finalmente, a mediados de año, Ford confirmó que Almussafes se encargará de producir los eléctricos basados en la plataforma GE2, lo que garantiza su futuro inmediato.
Sin embargo, en ese proceso se perderán trabajadores. La factoría valenciana tendrá que actualizarse y perder un 18% de su plantilla. Se espera que la fábrica entre en un periodo de baja actividad entre 2024 y mediados de 2026 durante la fase de transformación con la pérdida de los Ford S-Max, Ford Galaxy y Ford Connect. Tras esa etapa, la plataforma GE2 entrará en servicio y la planta española ganará peso en la infraestructura europea a partir de la primavera de 2026. Durante los próximos meses, sindicatos y empresa negociarán los ERE para que estos afecten lo menos posible al personal.