El litio se ha convertido en un material fundamental para la transformación hacia la energía limpia, ya sea utilizándolo en baterías para vehículos eléctricos o para almacenar energía renovable procedente del viento o del sol. Sin embargo, el litio necesario para fabricar esas baterías no se distribuye uniformemente en todo el mundo y su extracción con las técnicas actuales solo logra entre el 50 y el 70 % del material contenido en las rocas. En este contexto, una compañía australiana ha presentado un proceso que eleva esta tasa hasta el 95 %.
Tres son los metales que causarán una lucha comercial de la que ya se ven los primeros brotes. El litio, el níquel y el cobalto serán el nuevo "oro negro" de la industria lo que ya ha provocado que sus precios se hayan disparado hacia sus máximos históricos con la vista puesta en los próximos años y en una previsible escasez de la oferta. El litio, además de no distribuirse de manera uniforme en todo el mundo, cuenta con una cadena de suministro global controlada habitualmente por empresas chinas.
Gran parte del suministro mundial se disuelve en salmuera. Una parte de ella está atrapada en las rocas de forma similar al aluminio que se encuentra en un mineral llamado bauxita. Australia suministra el 60 % del litio extraído de un mineral llamado espodumena. Según Mining Weekly, las técnicas de extracción actuales solo recuperan entre el 50 % y el 70 % del metal, mediante un proceso que consume mucha energía.
Desde 2015, la Organización de Ciencia y Tecnología Nuclear de Australia (Australia's Nuclear Science and Technology Organization-ANSTO) colabora con la empresa Lithium Australia para desarrollar una nueva tecnología que puede extraer hasta el 95 % del litio disponible en la espodumena. Además, también puede exprimir más los desechos que deja el proceso de extracción convencional.
El nuevo proceso, llamado LieNA, elimina la necesidad de procesamiento a alta temperatura, lo que reduce los costes energéticos. Patentada por Lithium Australia, la tecnología LieNA implica un tratamiento inicial con cáusticos en condiciones de autoclave para formar una sodalita de litio sintética. Luego, el metal se extrae fácilmente y se purifica en fosfato de litio. A partir de ahí, se puede utilizar directamente en la fabricación de baterías LFP.
Según explica el Dr. Chris Griffith, responsable de procesos de ANSTO a Mining Weekly, la nueva tecnología no solo mejora la tasa de extracción general, sino que evita el paso a alta temperatura y alto consumo de energía asociado con el procesamiento de la espodumena convencional y puede aumentar la sostenibilidad de las operaciones de litio en todo el mundo. "Hasta ahora, la industria ha aceptado que una gran cantidad de litio se pierda durante el procesamiento. Somos los primeros en el mundo en lograr un nivel de extracción tan eficiente", asegura Griffith. "Esta tecnología realmente tiene un enorme potencial para una industria que es parte integral de nuestra transición hacia la electrificación del transporte y, en última instancia, hacia un futuro más limpio y verde".
Griffith señala que la demanda de litio ha alcanzado niveles récord en el mundo. La cantidad de metal utilizado casi se ha cuadruplicado en la última década, y algunas estimaciones indican que el tamaño del mercado mundial de baterías de iones de litio crecerá de 41.100 millones de dólares en 2021 a 116.600 millones en 2030.