Está claro que Google tiene el control en cuanto a aplicaciones de navegación se refiere, tanto por el lado de Google Maps como por el de Waze, adquirido por el gigante tecnológico hace ya 11 años. Tanto es así, que los fabricantes de coches no tuvieron más remedio que optar por hacer compatibles sus sistemas de infoentretenimiento con Apple CarPlay y Android Auto.
Los móviles, por tanto, pasaron a ser la mejor opción a la hora de conducir hacia un destino concreto, gracias a los avanzados mapas que ofrece Google y a una actualización e información en tiempo real contra la que no pueden competir al mismo nivel los tradicionales dispositivos de navegación estilo TomTom.
De igual modo ocurre con la tecnología que utilizan los vehículos, al menos hasta que el coche totalmente conectado represente la mayoría de la flota de automóviles del mundo. Por ahora, no es el caso y lo más sencillo es replicar la pantalla del teléfono móvil en la del coche, con las funcionalidades de aplicaciones como Waze.
Consciente de lo que eso implica, Volkswagen lleva tiempo estudiando la mejor forma de convencer a sus clientes para que no recurran a terceros a la hora de usar el navegador y optar por el que integra su sistema de infoentretenimiento, cada día más evolucionado.
Por ejemplo, aunando soluciones interesantes como el sistema de gestión de la batería en los modelos de coches eléctricos, que permite indicar en la ruta los tiempos y puntos de parada que habrá que hacer para recargar la batería si se quiere llegar al destino sin incidentes relacionados con la falta de autonomía.
Escuchar a los clientes es algo que el fabricante germano se toma en serio desde hace tiempo. De hecho, fue la razón por la que han empezando a recuperar los botones físicos en el habitáculo, tras una inmersión casi total en el campo de las pantallas táctiles y los botones hápticos, como siguen haciendo otros en la competencia.
La estrategia distinta de Volkswagen la estamos viendo en el restyling y las nuevas generaciones de modelos que se han lanzado últimamente y se irán adaptando a lo que piden los clientes.
La polémica giró especialmente en torno a la usabilidad del software del Volkswagen Golf de octava generación y del Volkswagen ID.3, y el propio CEO de la marca, Thomas Schäfer, reconoció que era algo que había dañado la imagen de sus vehículos.
Ahora lo que toca en la casa alemana es replantearse si es rentable mejorar el desarrollo de su sistema de infoentretenimiento para sacarle mayor partido o si, por el contrario, la solución está en intercambiar datos con terceros, especialmente con Google, de cara a mejorar sus mapas y funciones de navegación.
Con la nueva Ley Europea de Protección de Datos, se abre a la puerta a que esto sea posible, aunque también podría dar ventaja a Google Maps y Waze si mejoran sustancialmente su potencial, lo que tiraría por tierra los planes de la marca.