Cuando han pasado casi diez años desde que saliera a la luz el escándalo de las emisiones de los coches diésel del Grupo Volkswagen, lo que conocemos como Dieselgate, vuelve a aparecer una importante información que asegura que hay hasta 20 marcas que actualmente recurren a un sistema que falsea el nivel de contaminación de algunos vehículos de gasóleo.
Un escándalo que haría reavivar las pesadillas del pasado, y mucho peor, pues ya no sólo hay un fabricante implicado, sino que estaríamos hablando de un total de 11 constructores de automóviles, y en concreto de 47 modelos.
Un nuevo fraude de emisiones podrían 'saltar' pronto
Así lo habría comprobado el Departamento de Transporte de Reino Unido durante una investigación iniciada a principios de este año 2024, tras recibir una denuncia formal por parte ClientEarth, una agrupación de abogados especializados en medio ambiente.
En la queja, solicitaban que se investigara si los vehículos estaban funcionando de forma legal, por las sospechas de que algunos de estos recurren a tecnologías ilegales que falsean las emisiones, similares a las que hace unos años utilizaba el Grupo Volkswagen.
De hecho, la investigación se ha realizado en automóviles de entre 2009 y 2019, por ser el período más dado a que este tipo de fraude tuviera lugar y, según las filtraciones de información, habrían dado en la clave.
De salir todo esto a la luz de forma oficial pronto, el primer (y de momento único) escándalo del Dieselgate podría quedarse en una anécdota, pues ahora el alcance del fraude sería mucho mayor.
Para Volkswagen, se demostró que había utilizado el software de falseo de las emisiones en más de 11 millones de coches diésel, pero en los nuevos informes se sacarían estos 'trapos sucios' de muchos más, y de varios grupos y fabricantes de automoción.
La investigación continua
Tras las resoluciones de todo aquello, el grupo alemán tuvo que pagar indemnizaciones millonarias en los distintos países, además de retirar vehículos del mercado, o incluso devolver el dinero a los propietarios, como ocurrió en Estados Unidos.
Además, se habrían reforzado los controles de los niveles de emisiones de los vehículos de combustión, y países como Reino Unido tipificaron en su normativa legal que el uso de tecnologías de emisiones fraudulentas es considerado delito.
El Departamento de Transporte inglés no ha querido dar nombres de marcas o modelos, pues todavía tiene la investigación en marcha, y seguirá los caminos apropiados para no afectar a nadie hasta que tengan todos los resultados necesarios para cerrar el informe.
Para entonces, tomarán las medidas que estimen oportunas, y quién sabe si estaremos ante el peor Dieselgate de la historia, cuando ya casi se había olvidado el primero.