Cuando hablamos de hidrógeno en los sistemas de propulsión, conviene recordar que no es lo mismo una mecánica eléctrica que funciona por pila de combustible que la de combustión de dicho elemento, que también se denomina H2-ICE, que es de lo que vamos a hablar ahora.
El mérito del avance en cuestión se lo debemos a la división de motorsport de AVL Racetech, que tiene su sede en Austria. Han logrado desarrollar un potente motor de 2,0 litros que se alimenta de hidrógeno, tras sortear los retos que tiene dejar de lado la gasolina en una mecánica de este tipo.
Los tests realizados por la empresa confirman que el rendimiento del bloque es de 410 CV de potencia, más de 200 CV por litro. Además, logra una par motor máximo de 500 Nm entre las 3.000 y las 4.000 vueltas, lo que lo convierte en competencia directa de un propulsor de gasolina convencional, a igualdad de tamaño.
La intención es el mundo de las carreras, pero ya se sabe que todo lo que acaba funcionando en las competiciones automovilísticas, llega de una manera u otra a los coches de fabricación en serie.
Uno de los problemas que tiene la quema de hidrógeno en este tipo de esquemas mecánicos es que una mezcla pobre en la cámara de combustión da lugar a detonaciones prematuras, con encendidos de la mezcla que se anticipan a las condiciones óptimas y que, por tanto, pueden dañar gravemente piezas del motor como los pistones, entre otras roturas fatales para el bloque.
Lo que hace AVL es recuperar la tecnología que antaño probara BMW, aunque con alguna que otra evolución. Hablamos de una pulverización de agua durante el proceso de admisión de aire hacia el motor, de manera que se consigue una relación aire-combustible óptima, concretamente de 1. En el proceso se trabaja con un turbocompresor que funciona coordinado con todo el entramado del sistema para asegurar que la mezlca no sea pobre en ningún sentido.
BMW lo utilizaba en algunos motores de gasolina, de manera que pulverizaba el aire en el colector para bajar la temperatura del aire, de forma que controlaba la combustión y conseguía un mejor rendimiento de la mecánica sin perjuicio de consumos excesivos. Además, mejoraba los niveles de emisiones contaminantes.
AVL Racetech ha tomado prestado este concepto y lo ha adaptado a su motor de hidrógeno, que mantiene en cierto modo el tacto y el sonido de un propulsor equivalente de gasolina.
La empresa dedicada al mundo de las carreras confía en tener pronto una buena cantidad de estos motores funcionando a pleno rendimiento en distintas competiciones, el mejor laboratorio de pruebas que puede tener una tecnología así.
El futuro y los resultados de los tests dirán si son todo lo fiables y viablemente económicos que tienen que ser para que podamos verlos en los automóviles de nuestros concesionarios a corto o medio plazo.