Está claro que el coche eléctrico ha supuesto un enorme revulsivo para la industria del motor en todo el mundo. Con el gran objetivo de reducir las emisiones de partículas contaminantes, la agenda de la Unión Europea especifica claramente que a partir de 2035 queda prohibida la venta de coches térmicos salvo contadas excepciones. La transformación del parque de vehículos será completa, aunque ese cambio radical no llega exento de problemas. El principal es la tremenda dependencia de Europa con respecto a China por la fabricación de las baterías de iones de litio.
A pesar del beneficio que presenta un coche eléctrico con su movilidad sostenible, el proceso de extracción de litio es un trabajo de minería altamente contaminante y costoso. En China se encuentran algunas de las mayores reservas del mundo de este mineral. Un producto escaso y preciado que ahora mismo está bajo el control del gigante asiático.
Y también en el Gigante Asiático encontramos a los principales fabricantes de baterías para coches eléctricos. Firmas como CATL, que lleva más de cinco años liderando el mercado con soltura, o BYD ofrecen sus tecnologías a compañías de todo el mundo, incluyendo a muchas de Europa. El Viejo Continente no está preparado para la extracción del litio. En España tenemos la suerte de contar con uno de los yacimientos de litio más grandes de todo el continente, pero los diferentes problemas burocráticos y medioambientales han provocado que la explotación se haya retrasado numerosas veces. A pesar de los grandes beneficios económicos que puede suponer, el proyecto extremeño no termina de salir adelante.
Dentro de esta atmósfera de duda, Transport & Environment ha desarrollado un estudio en el que anuncia que en unos años Europa podría desprenderse del yugo chino, aunque para que eso ocurra deben sucederse diferentes acontecimientos. Si bien reconoce que el Viejo Continente tiene un gran potencial de explotación y fabricación, son necesarios los incentivos correctos para eliminar la dependencia. Con el dinero bien invertido, T&E explica que en 2027 Europa podría fabricar el 100% de las baterías necesarias, el 67% de los cátodos de baterías y más del 50% del litio refinado preciso en 2030. Un sueño que necesita una poderosa inversión.
Allá por el verano de 2021, la Unión Europea firmó un Memorando de Entendimiento para poner en marcha el proyecto BATT4EU. Una asociación público-privada que estimularía la producción de baterías para coches eléctricos dentro de las fronteras de la zona europea. Si bien la situación ha mejorado, todavía está muy lejos de erradicar la dependencia de China. A finales del año pasado los analistas de Goldman Sachs calcularon que sería necesaria una inversión de 268.000 millones de euros para evitar el problema, estimando una liberación en el año 2030. Todas las fuentes apuntan a lo mismo, aunque Transport & Environment no ha aportado datos de cuánto dinero sería necesario.
Mientras tanto, las fábricas, las marcas y los clientes europeos sucumben ante la oferta china. Muchas de sus fábricas de baterías ya miran al extranjero para una rápida expansión y así adelantarse a las políticas europeas. El litio ha encarecido su precio y, a pesar de la tendencia a la baja de los últimos años, el precio de las baterías ascendió a finales de 2022. La situación para Europa es cuanto menos delicada. Si bien la normativa espera aplicar una restricción muy clara, el mercado y la situación van por sendas opuestas. Es necesario un entendimiento por todas las partes y sobre todo es necesaria una regulación que facilite la explotación del litio así como la construcción de fábricas de baterías.