La compra de un coche es, en muchas ocasiones, una necesidad más que un capricho. Necesarios para moverse en el día a día o para poder cumplir con todas las necesidades de una familia, los coches son, a priori, la segunda compra más cara tras la vivienda. Las prisas casi nunca son buenas consejeras y eso lo saben muy bien los clientes de Rolls-Royce que están dispuestos a esperar mucho tiempo para recibirlo. Es más, parecen tener una paciencia infinita. El Spectre, el primer coche eléctrico de la casa, acumula tantos pedidos que la compañía inglesa está desbordada.
Durante todo su desarrollo, el Spectre ha generado muchísimo interés entre la comunidad más adinerada del mercado. Diseñado para unos pocos, el coupé eléctrico ha llegado para convertirse en el mejor eléctrico del mundo y no por sus cifras, sino por estatus, calidad y exclusividad. Los habrá más potentes, más caros o de mayor autonomía, pero el Spectre orbita en su propio universo. Eso es lo que gusta a los que poseen grandes cantidades de dinero y, por eso, los de Goodwood no han dejado de recibir pedidos.
Tras decir adiós al clásico propulsor V12, Rolls-Royce quedó sorprendida ante la avalancha de solicitudes por su nueva criatura. Incluso antes de su presentación oficial, los primeros clientes ya estaban llamando a los comerciales de la compañía con la intención de hacerse con sus servicios. Con un precio de salida superior a los 400.000 euros, el coste final de cada unidad dependerá exclusivamente de la imaginación y el fondo de la cartera del cliente. Como ya es habitual en la casa, Rolls-Royce pone el lienzo y cada cliente se crea su propia obra de arte.
Con el lanzamiento del Spectre, los ingleses se han encontrado ante una encrucijada: producir más o ganar más dinero. El objetivo final de todo fabricante es aumentar los ingresos, pero Rolls-Royce es una marca muy especial. Aumentar la producción supondrá perder exclusividad, que a su vez puede afectar negativamente a las ventas. En Goodwood tienen que buscar un fino equilibrio y parecen haber dado con él. Las primeras unidades ya están en la línea de montaje, mientras que los pedidos siguen agolpándose en los despachos. La producción artesanal es lenta y la personalización retrasa aún más las fechas. Tanto que ahora mismo un cliente tiene que esperar más de un año para recibir su preciado Spectre.
Quien se acerque hoy a un concesionario de la marca y encargue una unidad no la tendrá hasta el 2025. Así lo ha reconocido el propio CEO de la casa, Torsten Müller-Ötvös. Rolls-Royce no tiene intención de correr más, así que los clientes deberán esperar su turno. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos llevan ya años esperando, algunos un lustro. Son las pegas de la exclusividad y de la producción artesanal. El Spectre anuncia una autonomía de 520 kilómetros, aunque no ha especificado más información, ni la potencia ni el tamaño de su batería. Otro dato que sí ha proporcionado es el del peso: 2.975 kilos en la báscula.