Varios fabricantes de vehículos eléctricos están viéndose obligados a incrementar la factura final de sus coches. Uno de ellos ha sido la propia marca Tesla, ya que ha incrementado los precios del Model 3 y Model Y en sus versiones Long Range debido al aumento en el precio de adquisición del níquel. Sin embargo, Fisker cambia por completo el rumbo actual negándose en rotundo a elevar su factura final de sus coches eléctricos; eso sí, a cambio ofrecerá una serie de actualizaciones de software que tendrán un coste adicional para el cliente.
Hace escasos días, Fisker anunció el precio de partida para España que tomará su nuevo modelo SUV eléctrico, el Fisker Ocean. Este partirá de los 41.900 euros en nuestros país, sin contar ayudas estatales o descuentos de marca. Esta era una cifra que muchos decidieron tomar "con pinzas" ya que debido al incremento en el precio de las materias primas fundamentales, esto podría verse reflejado directamente en el precio final del coche. Definitivamente, no será así.
El propio Henrik Fisker, CEO de la compañía, se comprometió personalmente a que estos precios de partida proporcionados para el Ocean (37.499 dólares para Estados Unidos) no se vieran incrementados. Esto se produjo pocas horas después de hacerse público el aumento en el precio que recibirían los modelos eléctricos de Rivian, por los que ha sufrido más de una cancelación de pedidos por parte de sus clientes. Este fabricante admitió que sus modelos recibirían un incremento en el precio final de entre un 17 y un 20 por ciento de cara a absorber los nuevos costes de las materias primas.
Esto es algo que está afectando, en general, a todos los fabricantes de vehículos y muy especialmente a los de coches eléctricos, pues materias primas como el litio o el níquel no paran de incrementar su precio, a pesar de que muchos vaticinaron que disminuiría paulatinamente en los años venideros.
Fisker, en un comunicado reciente, sostuvo que en su modelo de negocio no precisaría de ejecutar tal subida de precios, ya que en realidad se presentan como una empresa tecnológica de movilidad, la cual ofrece un servicio de actualizaciones OTA para toda la vida útil de sus vehículos. Estas actualizaciones supondrán el impulso económico que precisará la corporación, ya que comenzará a facturar cada actualización que decidan realizar sus clientes.
Estas actualizaciones de software no serán únicamente una vía para mantener al día al vehículo, sino que también ofrecerá una serie de ganancias de funcionalidades integradas. Un ejemplo de esto es que todos los modelos de Fisker vendrán con la preinstalación de los asientos calefactables, pero no todas las versiones lo traerán activado; para ello, sus propietarios deberán recurrir a una actualización del software que habilitará tal función a cambio de un cargo económico. Otra función que necesitará de tal ejecución será la del control de crucero adaptativo para los acabados Sport y Ultra.
De esta manera, Fisker espera adquirir una serie de ingresos adicionales al precio de lanzamiento de sus vehículos, algo que supondrá cubrir el elevado coste añadido de las materias primas. La marca americana pondrá en el mercado un vehículo mucho más tímido en dotaciones tecnológicas a cambio de poder comercializar sus coches eléctricos a un precio mucho más atractivo.