La historia del Fiesta va camino de convertirse en el gran culebrón del verano del mundo del motor. Ford ha tomado una decisión que no mucha gente comprende. Los americanos han borrado del mapa uno de sus coches más icónicos, vendidos y divertidos. Durante muchos meses, la decisión no parecía tener vuelta atrás, pero ahora se abre una posible alternativa. Una alternativa que tendrá al Grupo Volkswagen como compañero de viaje y que transformará por completo el modelo que hemos conocido a lo largo de las últimas décadas.
El Ford Fiesta es uno de esos pocos coches que se convierten en una marca en sí mismos. Quien más o quien menos se ha subido al menos una vez en la vida a lomos de un Fiesta o tiene cerca a alguien que ha sido propietario de uno. Convertido en uno de los mejores utilitarios que el dinero podría comprar, sus ventas han ido cayendo paulatinamente hasta que en Ford han optado por un camino tan drástico, como triste. No es ningún secreto que los americanos quieren centrarse en su oferta eléctrica. Calculan que para el año 2026 estarán vendiendo en torno a 600.000 coches eléctricos. Un paso previo antes de su electrificación total en 2030.
Esa estrategia supone centrarse exclusivamente en modelos de volumen y, a día de hoy, los SUV son mucho más comerciales que los formatos convencionales. De ahí que el Puma siga en la plantilla y el Fiesta se haya jubilado. Durante mucho tiempo se ha especulado con una transformación, aunque también hemos sido testigos de declaraciones que afirmaban definitivamente el fin de esta historia. Hoy, estamos ante un nuevo punto de esta particular historia, uno que abre una vez más la vía de la esperanza. El jefe de vehículos de pasajeros de Ford en Europa, Martin Sander, ha declarado que Ford no ha descartado por completo fabricar un reemplazo eléctrico del Fiesta.
Conste que esta no es la primera vez que oímos algo semejante, pero sí la primera desde el cese de la producción. Las palabras, recogidas en una entrevista a Automotive News Europe, abren la esperanza de un regreso por todo lo alto. Al igual que hace unos meses ese posible reemplazo eléctrico se basaría en la estrecha colaboración entre Ford y el Grupo Volkswagen. Ambas compañías llevan años compartiendo desarrollos y, como parte de ese matrimonio de conveniencia, hemos visto productos como el nuevo Ford Explorer. Un coche 100% eléctrico desarrollado por y para Europa basado en la plataforma MEB de los alemanes.
"No se ha decidido nada, pero no quiero descartarlo", ha señalado Sander. Lo curioso es que el Explorer se va a fabricar en la planta alemana de Colonia, justo donde hasta ahora se fabricaba el Fiesta. En el caso de que el utilitario retornara a la vida, lo haría convertido en un hermano mellizo del Volkswagen ID.2All. Es decir, un coche eléctrico de similar tamaño al modelo que acaba de arrancar su producción y que se ofrecerá al público por un precio aproximado de 25.000 euros, sin ofertas. Todo el mundo espera que se convierta en el coche eléctrico más vendido de Volkswagen cuando salga al mercado en unos años.
Sin embargo, no lancemos las campanas al vuelo. La decisión no está ni mucho menos tomada, pero todavía nos podemos agarrar a esa ramita que aflora en la superficie. En Estados Unidos no tienen muy clara la jugada, tal y como ha reconocido, el propio Sander, “Los vehículos más pequeños tienen márgenes más pequeños. No tenemos la escala del Grupo Volkswagen o Stellantis en Europa. Los coches pequeños como el Fiesta no son el corazón de la Ford Motor Company”. Esperemos tener pronto una decisión definitiva, ya sea para bien o para mal.