Noruega tiene unas características particulares, a nivel económico, demográfico y social, que le han llevado a erigirse como el estandarte de la electrificación del parque automovilístico a nivel mundial. El país nórdico ha sido el alumno aventajado de la clase en la asignatura del coche eléctrico y ahora quiere dar un paso más en este sentido.
Según Elbil, la web de la Asociación Noruega de Coches eléctricos, el gobierno del país está estudiando promover una ley que exigirá a las instituciones públicas comprar únicamente vehículos eléctricos a partir de 2022, si bien caben algunos matices al respecto.
Así lo ha propuesto el Ministerio de Transportes y Comunicaciones a la Administración de Carreteras Públicas de Noruega en un texto que plantea nuevos requisitos energéticos y medioambientales para la adquisición de vehículos por parte del sector público. En dicho documento se propone que las instituciones públicas adquieran únicamente turismos y furgonetas ligeras 'cero emisiones' a partir del 1 de enero de 2022. La misma norma se aplicaría a los autobuses urbanos a partir de 2025. Aunque la propuesta era muy esperada por parte del sector, algunas voces han señalado que es demasiado laxa por incluir solamente a las furgonetas de menos de 1.760 kilos.
Con estas medidas, el gobierno noruego estima que podrá reducir las emisiones de carbono entre medio millón y un millón de toneladas equivalentes de CO2 en el período 2025-2030.
En la mayoría de casos, adquirir un vehículo 'cero emisiones' implicará además menores costes de operación durante toda su vida útil. Sin embargo, a corto plazo los costes son mayores en casi todos los casos debido al mayor precio de compra respecto a un vehículo de combustión. Por esa razón, el gobierno central ha incluido una disposición para que las administraciones municipales tengan una compensación por los mayores costes de compra de los vehículos 'cero emisiones'.
Como no todas las necesidades de transporte pueden cubrirse con turismos, furgonetas ligeras y autobuses urbanos, el Gobierno propone dos excepciones al requisito de emisiones locales cero. Por un lado, adquisiciones que requieran el transporte primario y no puedan ser cubiertas por el uso de vehículos eléctricos (por ejemplo, determinadas clases de vehículos en combinación con el peso del remolque). Por otro lado, se deja la puerta abierta al uso de biogás en autobuses urbanos.
Los requisitos para furgonetas pesadas, camiones y autobuses de larga distancia se estudiarán con más detalle más adelante.
Nikolai Astrup, ministro de Administración Local y Modernización, cree que los gobiernos nacional y local deben aprovechar su poder de mercado para impulsar la implantación del vehículo eléctrico. «En el plan de acción del Gobierno para alcanzar los objetivos de sostenibilidad en 2030, tenemos la clara ambición de promover planes sostenibles para la contratación pública. El sector público noruego adquiere bienes, servicios y obras de construcción por un valor de unos 600.000 millones de coronas noruegas al año [unos 57.600 millones de euros al cambio], por lo que tiene un gran poder de mercado que debe aprovechar para alcanzar los objetivos de sostenibilidad. Esta propuesta lo apoya».
Cabe recordar que Noruega es líder mundial en número de coches eléctricos por habitante, gracias en gran medida a los importantes incentivos del gobierno durante los últimos años. Incentivos que incluían ayudas directas a la compra, aparcamiento gratuito, descuentos en peajes, subvenciones para la instalación de cargadores, etc. Esencialmente, las mismas medidas que se buscan en España y otros países europeos, pero aplicadas desde mucho antes. El pasado mes de julio, las ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables representaron casi el 85% de todas las matriculaciones de coches nuevos en Noruega.