No se puede negar lo evidente y debemos reconocer que uno de los obstáculos principales para la implantación masiva del coche eléctrico es el precio. Muchos conductores a lo largo y ancho del mundo están deseando pasarse a la movilidad eléctrica, pero el alto coste de los vehículos a batería limita su aceptación. Sin embargo, puede que estemos viviendo los primeros compases de un cambio de ritmo. En China, el mayor productor de coches eléctricos del mundo, parece haberse desatado una guerra de precios entre muchas marcas. La bajada es generalizada y esto podría tener un efecto positivo a nivel global.
El año ha arrancado con pocas novedades, pero con mucha actividad comercial en todos los frentes. Hace unas semanas Tesla empezó a reducir la factura de sus coches. Hace tiempo que Elon Musk quería bajar los precios al considerarlos como "vergonzosos". Tras el excelente curso anterior, la compañía americana ha tomado la importante medida de reducir las tarifas de sus coches más populares, los Tesla Model 3 y Tesla Model Y. Esto ha provocado que sus rivales más directos se vean obligados a realizar la misma maniobra para no perder competitividad.
Está claro que, a igualdad de precio o menor, muchos clientes van a preferir comprarse un Tesla. Primero, por estatus; segundo, por la red de recarga, y tercero, por su excelente rendimiento eléctrico. Ante esta perspectiva, los fabricantes chinos competidores, tales como XPeng, no han tenido más remedio que bajar el precio de sus modelos rivales, en algunos casos hasta un 13%. Su modelo más vendido, el XPeng P7 tiene ahora un precio de salida de 209.900 yuanes, unos 30.000 euros al cambio, 4.500 euros menos que hace una semana.
¿Ha comenzado el efecto mariposa? Europa tiene objetivos de emisiones muy exigentes de cara a los próximos años. En el 2035 queda prohibida toda la venta de coches de combustión tradicionales y esa medida obliga a reacondicionar todo el parque en un breve lapso de tiempo de 13 años. Puede parecer un plazo holgado, pero, si tenemos en cuenta cómo se están moviendo los mercados, no parece que vaya a ser posible. Si bien en países como Noruega o Alemania las ventas de eléctricos marchan correctamente, en latitudes como España, Italia, Grecia o Portugal queda mucho trabajo por hacer.
Para conseguir que la cuota de mercado siga creciendo, es necesario que los particulares tengan un acceso económico al coche eléctrico. España cerró el 2022 con una cuota de mercado eléctrico inferior al 4% y gran parte de las ventas fueron a flotas. Eso quiere decir que el cliente particular, tu vecino o el mío, no compra un coche eléctrico. La guerra de precios en China puede desatar todo un huracán en el resto del mundo, o al menos así lo esperan las voces expertas. Eso es lo que realmente alimentaría la introducción masiva del coche eléctrico en nuestras calles.
¿De dónde sale esa reducción? A la hora de coger la calculadora y echar cuentas, está claro que las marcas tienen margen de beneficio a pesar de los recortes. El precio de las baterías ha ascendido en contra de lo que todo el mundo esperaba y eso quiere decir que los fabricantes recortan sus márgenes para alimentar el mercado. El efecto cascada puede ser beneficioso para los consumidores ya que un precio menor de los coches puede suponer un mayor volumen de ventas que a su vez mejora los márgenes de beneficios por unidad. Al final, todos ganamos: clientes y fabricantes.