El cierre de fábricas es "inevitable" si los fabricantes de automóviles no son capaces de absorber los mayores costes de producción de los coches eléctricos y el mercado se contrae como consecuencia de ello, ha advertido Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis.
Así de tajante se mostraba el máximo responsable del grupo Stellantis ante las preguntas de los periodistas en el CES, celebrado recientemente en Las Vegas, sobre la decisión de la compañía de cerrar la planta de Belvidere (Illinois, Estados Unidos), donde se fabricaba el Jeep Cherokee.
El parón de la fábrica estadounidense tiene carácter "indefinido" y Stellantis lo justificó argumentando un aumento en los costes de producción en tanto que lleva a cabo la transición hacia modelos eléctricos de batería. El grupo automovilístico anunció esta decisión el pasado mes de diciembre y cerrará la fábrica a finales del próximo mes de febrero, dejando en el limbo a 1.350 empleados que temen que el cierre "indefinido" signifique realmente un cierre para siempre.
Según Tavares, los coches eléctricos son un 40% más caros de fabricar que modelos equivalentes con motor de combustión. El directivo portugués advirtió que las empresas deben esforzarse por absorber ese coste o los coches resultarán inasequibles para el grueso de los potenciales compradores, lo que reducirá el tamaño del mercado y pondrá en peligro los puestos de trabajo. Tavares señaló que esta situación es "muy visible" en Europa. "Dondequiera que introduzcas una tecnología que es un 40% más cara que la anterior, tienes que esforzarte en mejorar tu modelo de negocio mediante costes fijos y variables".
A principios del año pasado, parecía que la planta de Belvidere podría convertirse en una parte clave de la estrategia de electrificación de Stellantis en Norteamérica. Pugnaba por convertirse en una fábrica de coches eléctricos, pero Stellantis finalmente se decidió, en su lugar, por la fábrica de Brampton (Ontario), que se remodelará y adaptará para producir vehículos de batería.
La factoría de Belvidere se ha visto afectada en buena medida por el tipo de producto que fabricaba. Las ventas del Jeep Cherokee, un SUV de tamaño medio (medio-pequeño para los estándares estadounidenses), han disminuido en los dos últimos años por la escasez de microchips. Más concretamente, por las prioridades de Stellantis a la hora de instalar los microchips disponibles. La compañía desvió los semiconductores disponibles a modelos más caros y rentables, como el Grand Cherokee o las pick-up de RAM, lo que provocó varios parones temporales en la producción de Cherokee. Stellantis dijo en un comunicado a finales del año pasado que planeaba tratar de transferir a los trabajadores de Belvidere a otras plantas.
Medidas impopulares
En cualquier caso, el cierre de Belvidere es un ejemplo más en la política de gastos de Tavares, quien, desde que asumió la dirección del conglomerado automovilístico (fruto de la unión entre PSA y FCA), se ha centrado en mejorar la productividad y los márgenes de beneficio. "Hoy en día, no hay otra opción que absorber los costes adicionales de la electrificación. Eso significa que habrá que tomar algunas decisiones impopulares", afirmó. Además, añadió que, en la industria del automóvil, 2pasas de héroe a cero en tres años2 si dejas de trabajar en los costes.
A pesar de las dificultades de los últimos dos años debido a la falta de componentes (entre otras consecuencias de la pandemia), muchos fabricantes han registrado beneficios récord. Se han vendido menos coches, pero más caros. En el caso concreto de Stellantis, en 2021 tuvo un margen de beneficio operativo del 11,8%, por encima de su objetivo previsto (10%). En el primer semestre de 2022, aumentó sus beneficios un 34% respecto al mismo periodo del año anterior, con un margen de beneficio del 14%. En América del Norte, donde Stellantis vende modelos de Jeep y RAM muy rentables, el margen de beneficio en 2021 alcanzó el 16,3%, cifra récord de la compañía.
Ahora se presenta una problemática: conforme se vaya reactivando la producción y vaya volviendo a ritmos normales, los clientes tendrán mayor oferta y los fabricantes tendrán que gastar más para atraer clientes. Esto, según Tavares, reducirá los beneficios: "Se pierde poder de fijación de precios porque se reequilibra la oferta y la demanda". Aun así, el directivo ha prometido que Stellantis seguirá siendo rentable, aunque las ventas caigan a la mitad de los niveles actuales.
A pesar de las advertencias de Carlos Tavares sobre la transición hacia el vehículo eléctrico, que han sido recurrentes en los últimos meses, Stellantis tiene previsto ser un grupo automovilístico 100% eléctrico en Europa para el año 2030.