La inestabilidad del mercado eléctrico no sólo afecta a los conductores particulares, también a las grandes empresas. Muchos indicadores apuntan a un estancamiento de la demanda. Varios son los factores causantes, desde la falta de una red de carga fiable y extensa hasta el más corriente problema de los precios. Las compañías de rent a car fueron de las primeras en dar el salto a la oferta eléctrica, pero ahora podemos comprobar que la estrategia se está viendo afectada por otros condicionantes. En las últimas semanas, Hertz está dando mucho de qué hablar por el cambio de rumbo. Tras las ventas anticipadas de modelos de Tesla ahora le ha llegado el turno a Polestar.
Además del negocio directo de alquiler de vehículos, las compañías alquiladoras buscan obtener beneficios por la venta de sus vehículos. Una jugada que permite extender la rentabilidad de un coche más allá del simple uso. Hace unas semanas, Hertz puso a la venta un gran paquete de vehículos eléctricos de Tesla. Una retirada anticipada que estaba causada por una rápida depreciación provocada por la agresiva bajada de precios de la compañía de Elon Musk. Hertz ha decidido quitárselos de encima antes de que los vehículos pierdan más valor.
Un acuerdo de suspensión que satisface a ambas partes, sobre todo a Polestar
El movimiento ha causado mucho revuelo en el mercado, pero ahora, gracias al Financial Times, sabemos que Tesla no es la única damnificada. En abril de 2022, la compañía de alquiler y Polestar llegaron a un gran acuerdo. Los suecos firmaron la venta de 65.000 vehículos eléctricos a Hertz durante los dos siguientes años, 2022 y 2023. Si bien las primeras compras se han realizado con éxito, tan sólo se han cumplimentado 20.000 ventas de las 65.000 previstas. A finales del año pasado, Hertz se puso en contacto con Polestar para paralizar el acuerdo y, tras varias semanas de negociaciones, ambas partes han decidido poner en standby la entrega de vehículos.
Por el momento, Hertz no quiere más coches eléctricos en la flota y ya ha asegurado que se tomará con calma la estrategia de electrificación. Sin embargo, y por muy preocupante que parezca la situación, las dos compañías han llegado a un acuerdo que les satisface. El temor principal de Polestar era que un gran número de coches salieran al mercado de segunda mano con un precio demasiado atractivo, algo que podría provocar no sólo una depreciación del producto sino una pérdida de valor de imagen de marca. Thomas Ingenlath, director ejecutivo de Polestar así lo ha declarado al mencionado medio americano.
El acuerdo ha quedado suspendido, que no anulado, lo que a su vez es positivo para Hertz ya que no tendrá que pagar penalizaciones por romper el contrato. La suspensión es por tiempo indefinido, aunque ninguna de las dos partes ha querido aclarar si se retomará en un futuro. Tampoco hay mención alguna a otros acuerdos que la compañía de alquiler había firmado con otros proveedores, como el de General Motors. Poco después de la firma con Polestar, Hertz anunció la compra de 175.000 coches eléctricos del fabricante americano en un plazo de cinco años. Muchas unidades ya han sido entregadas y otras deberán sumarse a la flota dentro de poco, pero nadie sabe si la compañía tomará la misma medida que ya ha ejecutado con Polestar y Tesla.
