Hace unos días, la noticia de que Hertz había decidido deshacerse de buena parte de su flota de vehículos eléctricos sirvió a los que se oponen a esta tecnología para ‘tirar piedras’ contra ellos. La empresa de alquiler añadió además, aunque esta vez de manera más discreta, que en adelante se centrará más en los vehículos impulsados por gasolina. La empresa argumenta que está llevando a cabo un "reequilibrio" en su flota que implica la venta de un tercio de sus vehículos eléctricos y su sustitución por modelos con motores de combustión interna.
Según Autonews, Hertz ya ha comenzado un proceso por el que tiene la intención de vender 20.000 de sus Tesla. Los ingresos generados por estas ventas se destinarán a cubrir la demanda de vehículos de combustión interna disponibles para alquiler. Una circunstancia que ocurre en paralelo con el anuncio realizado en octubre en el que indicaba que reduciría sus operaciones con vehículos eléctricos, argumentando los elevados costes de reparación y el escaso valor residual de estos coches en comparación con el resto de su flota. Estas dos razones han sido consideradas por la empresa como la causa de que las operaciones de alquiler de vehículos eléctricos estaban lastrando sus resultados económicos.
Carnaza para los anti-EV, pero ¿es esta la realidad?
En opinión de algunos de los más críticos con los vehículos eléctricos, Hertz está sufriendo las consecuencias de una estrategia equivocada y se lo tiene bien merecido. Desde su perspectiva, la empresa ha destinado una inversión excesiva en una tecnología que a los consumidores no convence porque no están preparados para utilizarla o, simplemente, no desean emplear. Ahora, se ve obligada a afrontar el resultado de adquirir una flota de automóviles que carece de demanda por parte del público.
Si bien hay una parte de verdad en que la demanda de vehículos eléctricos se ha ralentizado respecto a las previsiones de los expertos, esta realidad es, probablemente, poco relevante para explicar lo que le está sucediendo a Hertz. Por una parte, la empresa dice que el 80% de sus coches eléctricos son Tesla. Por otra, ha señalado que los vehículos eléctricos conllevan costes de reparación más elevados. Uniendo ambos argumentos, surge una pregunta inevitable: ¿es este un problema inherente a los vehículos eléctricos en general o específico de los modelos de Tesla?
Dos argumentos que condicionan el alquiler de coches eléctricos
Según la empresa, el alto coste de sus servicios de alquiler con coches eléctricos está asociado a daños y colisiones. Dado que el precio del seguro es más elevado, y considerando que los tiempos de reparación son notoriamente prolongados y caros, muchos concluyen que los elevados costes operativos son inherentes a este tipo de vehículos.
Por otro lado, poco después de que Hertz anunciase el acuerdo de compra con Tesla, el fabricante inició una reducción significativa de precios que, unida al aliciente fiscal de 7.500 dólares del Gobierno de EEUU, tuvo como resultado que el Model 3 y el Model Y fueran considerablemente más asequibles casi de la noche a la mañana. El precio se situó entonces en el rango de los 30.000 y 40.000 dólares respectivamente. Lo que supuso un beneficio para los compradores particulares, pero un perjuicio para las empresas de flotas, ya que el valor de reventa se vio considerablemente reducido, dando al traste con los cálculos económicos realizados en el momento de realizar la inversión.
Si bien hay otros fabricantes que han reducido sus precios, ninguno lo ha hecho en un porcentaje tan importante como Tesla. De nuevo, una coyuntura que parece ser específica de Tesla más que de un problema generalizado de los vehículos eléctricos. De hecho, otra de las grandes empresas de alquiler, Sixt, consciente de ello, todavía tiene la intención de electrificar el 90% de su flota de alquiler, aunque está distanciándose de Tesla por razones similares a las que enfrenta Hertz.
Aquí es importante mencionar que, aunque la mayoría de la flota de vehículos eléctricos de Hertz estaba, o está, compuesta por Tesla, también adquirió una cantidad significativa de Polestar 2. No está claro si estos coches han experimentado los mismos problemas de costes de reparación, aunque sí se ha dicho que tendían a tener valores de reventa más bajos.
La falta de información también es clave en el ‘fracaso’ de los coches eléctricos de alquiler
Finalmente, es importante destacar que tanto Hertz como otras compañías de alquiler de coches no han sabido abordar la parte que implica la experiencia y la educación que se necesita para conducir un vehículo eléctrico. No resulta difícil encontrar clientes que han alquilado un vehículo eléctrico de Hertz y se han enfrentado a una atención deficiente. No han recibido información sobre su funcionamiento y orientaciones claras sobre cómo y dónde cargarlos.
Hay que tener en cuenta que estos coches se alquilan, en ocasiones, para hacer muchos kilómetros, incluso durante varios días y que el cliente tiene que responsabilizarse de su recarga.
Según algunos testimonios, además, no siempre se entregan completamente cargados lo que todavía dificulta más la experiencia de conducción. El cliente necesita poder utilizar el coche en el momento en el que se le entrega, porque paga por el tiempo que lo tiene en su poder y no quiere esperar a que se recargue para empezar a conducir.
En este punto, la pedagogía sobre los coches eléctricos es importante y la logística de las empresas en cuanto a entregar los coches completamente cargados y explicarles a sus clientes dónde, cuándo y cómo deben recargar es básica y, al parecer, no se está cuidando.