Fabricado a mano, con una chasis compuesto de fibra de carbono, una bajísima y compacta carrocería esculpida en el túnel de viento y una batería de 5,5 kWh de capacidad para servir de apoyo a un menudo motor diésel. Todo para poder anunciar un consumo real de 2,2 litros a los 100 kilómetros y pedir a cambio unos 110.000 euros, precio con el que en realidad apenas se conseguía amortizar el desarrollo y la comercialización de un modelo cuyo objetivo era adelantar lo que estaba por venir.
Diez años han pasado desde que el Volkswagen XL1 fuera presentado en su forma final de producción, que apenas había sufrido variaciones con respecto a la versión conceptua presentada unos años atrás.
Ayer mismo lanzábamos este artículo destacábamos lo que supuso su lanzamiento por entonces y lo llamativo que fue conseguir un consumo de poco más de 2 litros cada cien kilómetros hace diez años. Y, precisamente días antes, llegaba desde Estados Unidos una noticia que puesta en contexto junto al artículo sobre el XL1, evidencia el superlativo salto que ha experimentado la industria del automóvil en este espacio de tiempo.
Y es que, un conductor ha conseguido promediar un consumo de tan sólo 2,53 litros en un trayecto de casi 5.200 kilómetros a bordo de un Toyota Prius híbrido enchufable de última generación. Un coche que Portugal parte de aproximadamente 40.000 euros (en España su comercialización, de momento, ha sido descaratada).
Cabe señalar que en Estados Unidos, la versión que ha conseguido batir este récord tienen un consumo homologado de 4,1 litros cada cien kilómetros, y hace uso del mismo esquema híbrido enchufable que a día de hoy tienen otros coches de Toyota que sí se pueden comprar en España, como el Toyota Corolla o el CH-R.
En comparación con el XL1, el Toyota Pris Plug-In Hybrid que ha logrado el récord es mucho más potente (69 por 223 CV), más pesado (1.500 kilos frente a 880) y mucho más grande (3,88 de largo y 1,15 metros de alto del alemán por 4,53 metros y 1,42 de alto del japonés).
Es decir, un coche que a día de hoy prácticamente puede comprar 'cualquier' persona (la que pueda asumir un desembolso así), ofrece a cambio lo que hace 10 años se consideraba tecnología punta.
Cierto es que durante todo el viaje se ha efectuado una conducción eficiente, anticipada y tranquila, y que además su conductor en los más de 5.000 kilómetros que separan el 'costa a costa' de Estados Unidos ha sido Wayne Gerdes, que es uno de los pocos conductores hypermilers del mundo, que está especializado en sacar el máximo partido al conjunto motopropulsor para lograr los consumos más bajos posibles. Pero la tecnología está ahí y se puede explotar hasta ese punto.