Aunque muchas voces afirman que la transición al coche eléctrico provocará la desaparición de puestos de trabajo, un reciente informe de la consultora KPMG avala todo lo contrario. La transición ecológica podrá generar hasta un millón y medio de nuevos puestos de trabajo en nuestro país. Aunque el informe también desvela que para que se den esas cifras deben fijarse una serie de condicionantes.
España es uno de los mayores productores de coches a nivel mundial. Por nuestra geografía hay un total de 17 fábricas de diversos fabricantes como Ford, Renault, SEAT o el Grupo Stellantis. El hub automovilístico español es uno de los más importantes a nivel europeo, donde somos el segundo mayor fabricante después de Alemania, y a nivel mundial, donde ocupamos el octavo puesto por volumen de producción, a pesar de perder un 18,19% de unidades fabricadas en el año 2020 por el efecto de la pandemia de COVID-19.
La industria del automóvil en España representa un 8,5% del PIB, siendo uno de los sectores más importantes en inversión y desarrollo. Dentro de este panorama se esperan vientos de cambio dado el nuevo horizonte fijado por la Unión Europea y los países miembros. Se ha propuesto el año 2035 como el año donde los coches de combustión dejarán paso a la movilidad eléctrica.
Línea de producción del Cupra Formentor, en Martorell (Barcelona).
Aunque pueda parecer una fecha lejana, la industria debe ir adaptándose a los nuevos métodos y legislaciones. Según el informe 'Automoción 2020-2040' publicado por la consultora KPMG, la cifra de empleos relacionados con la automoción podría crecer entre 860.000 y 1.460.000 puestos de trabajo. Datos que rivalizan directamente con aquellos que opinan que la transición no haría si no destruir una de las empresas manufactureras más importantes.
KPMG apunta a que los nuevos perfiles más demandados serán aquellos especializados en la descarbonización del sector, en la digitalización y en el desarrollo de software, así como en los nuevos procesos y tipos de negocios que surgirán con el cambio. Esta década apunta a ser clave en la transición de la industria. Unos años que serán claves para la adaptación de los puestos de trabajo y la formación mientras los coches de combustión sigan manteniendo una demanda sostenida.
Cierto es que la consultoría refleja que para que se den estas condiciones idílicas deben acompañarse de una serie de condiciones. La más importante es que el sector del automóvil debe afrontar los cambios que supone la adopción de la movilidad eléctrica y la electrificación del parque. Esa adaptación debe hacerse patente en todos los niveles, e ir acompañada de un fuerte apoyo por parte de las autoridades estatales y locales.
Dos empleados montan un bloque de cuatro cilindros en la fábrica española de SEAT.
La mejor estrategia para incrementar los puestos de trabajo radica en la fabricación de coches y baterías. Las diversas empresas del sector presentes en España han dejado claro que apostarán por nuestro país como uno de los principales productores. Muchas de las 17 fábricas que actualmente operan ya fabrican unidades eléctricas, y el volumen comercial no debería dejar de crecer.
Por su parte, las instalaciones de producción de baterías se han convertido en algo clave en la industria a nivel mundial, tal y como hemos podido ver con la Giga factoría que Tesla está creando en Berlín. España espera convertirse en un hub de referencia. La planta de SEAT de Martorell se posiciona como el punto más importante en nuestro territorio. En ella se esperan producir diversas unidades eléctricas del Grupo Volkswagen a partir del año 2025.