Para nadie resulta extraño oír que Jaguar está viviendo su particular travesía por el desierto. La marca inglesa está en un punto donde debe tomar decisiones muy importantes de cara a los próximos años. Con un parón de lanzamientos de tres años, todos los esfuerzos se centran en la próxima hornada de productos: coches eléctricos que llegarán al mercado con importantes novedades como la plataforma propia a la que Jaguar denominará Panthera.
Durante mucho tiempo se ha estado especulando con la posibilidad de que Jaguar se asociara con algún otro fabricante para aprovechar desarrollos eléctricos, tal y como está sucediendo en muchas compañías. Sin embargo, los ingleses prefieren hacer la guerra por su cuenta. Todo quedará en casa y, finalmente, la posibilidad de contar con una plataforma de terceros queda descartada. La diseñarán ellos, aunque tienen que correr.
Ha sido el propio CEO de Jaguar-Land Rover, Thierry Bolloré, el que ha confirmado tal cambio de mentalidad. Las justificaciones son claras: depender de un tercero supondría limitar otros aspectos como el técnico o el estético. Cuando se recibe una plataforma extraña, todo gira en torno a ella: diseño, habitabilidad, tecnología y sistemas son comprometidos por la forma de la base, y eso no es lo que quieren en Jaguar.
El Jaguar I-Pace, único eléctrico de la marca hasta el momento, también utiliza una plataforma desarrollada específicamente para él.
También se había especulado que la marca del felino iba a emplear la plataforma que actualmente emplean los modelos más recientes de Land Rover, la estructura MLA-High del nuevo Range Rover, y la arquitectura EMA (Electrified Modular Arquitecture) que se emplea en las versiones más pequeñas de la casa. Finalmente, no va a ser así, aunque, obviamente, el conocimiento aprendido en el desarrollo de éstas se extenderá a la desarrollada por Jaguar.
La decisión se ha tomado en base a que los modelos de Land Rover requieren de unas características especiales a los modelos de Jaguar. Por su condición de todoterrenos las necesidades son diferentes. La plataforma Panthera se desarrollará para los modelos Jaguar, y será capaz de adaptarse a multitud de carrocerías diferentes, tanto berlinas como SUV. Y eso deja en un plano separado al primer eléctrico de la compañía; el Jaguar I-PACE.
A pesar de que cuando llegó al mercado lo hizo en excelentes condiciones, el avance del mercado ha sido muy rápido en pocos años. El I-PACE se apoya sobre una plataforma derivada, lo que limita su margen de movimientos. La idea de los directivos es que se quede en un plano separado a la nueva familia eléctrica que veremos en unos años, siendo su evolución muy limitada. De todos modos, Jaguar tiene que correr en esa nueva estrategia si quiere cumplir con lo pactado y volverse una firma 100% eléctrica para el año 2025.
