Ya es oficial y efectivo: de ahora en adelante, todos los coches de Volvo saldrán de fábrica con una limitación de la velocidad máxima a 180 km/h. Con esta medida, Volvo materializa la promesa que adelantó el año pasado, cuando anunció esta medida que no ha estado exenta de cierta polémica.
No obstante, el objetivo último de Volvo es loable: quiere «cerrar la brecha que impide acabar definitivamente» con las víctimas mortales en carretera y las lesiones graves en los accidentes de tráfico. De hecho, el fabricante sueco se ha marcado el objetivo de que no se produzcan víctimas mortales o gravemente heridas en uno de sus coches nuevos.
La limitación electrónica de la velocidad máxima impuesta de fábrica ha sido (y sigue siendo) una cuestión bastante controvertida desde el mismo momento en el que se anunció, ya que algunas voces cuestionan el derecho de los fabricantes a imponer esta restricción a través de la tecnología en un artículo que es propiedad particular desde el momento de su compra.
Volvo es consciente de esta polémica, pero se aferra a la evidencia. La marca hace hincapié en que, por encima de una determinada velocidad, toda la tecnología de seguridad del coche deja de ser eficaz para evitar muertes y/o lesiones graves en caso de accidente. Desde el diseño estructural para absorber la energía de un impacto, hasta los asistentes a la conducción o elementos como el airbag o el cinturón.
Además de la limitación de velocidad, todos los Volvo incluirán de serie la llave 'Care Key', con la cual los propietarios del coche pueden establecer límites adicionales de velocidad máxima. Esta función es un tipo de control parental y está pensada para limitar la velocidad máxima del coche antes de prestárselo a un conductor novel o inexperto, que acaba de sacarse el carné de conducir, a un familiar o a cualquier otra tercera persona.