Como suele decirse; cada maestrillo tiene su librillo. Las diferentes formas de pensar son las que dan sentido al mundo. Si todos siguiésemos la misma corriente habría poco margen para la invención. Sin embargo, en la cuestión de la movilidad eléctrica casi todos los expertos y responsables piensan lo mismo, pero no todos. Luca de Meo, el máximo responsable de Renault, tiene ideas bastante contradictorias a las de otros colegas. Según el CEO de la marca francesa la paridad de precios entre los coches eléctricos y los de combustión (ICE ) está lejos de ser una realidad. En honor a la verdad, no es la primera vez que escuchamos declaraciones semejantes del ejecutivo, que ya alertó de la imparable escalada de precios hace un año.
Llevamos muchos años escuchando esta batalla dialéctica. No cabe duda que la entrada en juego de los coches eléctricos ha supuesto toda una revolución en la industria, en los hábitos de compra y en la forma de pensar de todo el mundo. Los fieles creyentes del coche eléctrico ven en él la solución definitiva para erradicar la contaminación, mientras que otras formas de pensar no lo tienen nada claro y alegan problemas secundarios que pueden causar incluso más daño. Todo apunta a que durante los próximos años seguiremos igual, y sólo el tiempo dictará sentencia sobre qué corriente lleva la razón.
Muy posiblemente no sea ninguna, porque lo más probable es que en los próximos años las tecnologías evolucionen tanto y tan deprisa que será casi imposible predecir el futuro. Sin embargo, la igualdad de precios entre eléctricos y térmicos es un tema controvertido que suena mucho en las juntas directivas de las marcas. Mientras que compañías como BMW piensan que la rentabilidad del coche eléctrico pronto superará a la de los coches de combustión, otros directivos no lo tienen nada claro.
Ese es el caso de Luca de Meo. Durante el Salón de París el empresario francés ha encendido una vez más la mecha de la controversia. De Meo piensa que todavía estamos lejos de una paridad en precios y expone los motivos de su pensamiento. Sin duda lo que más limita ese acercamiento de costes es el elevado precio de las baterías de los coches eléctricos. A lo largo de los últimos años hemos visto como los costes de producción se iban acortando, pero siempre son el elemento más caro de todo vehículo eléctrico.
El aumento de precio de las materias primas, la inflación y los problemas de abastecimiento están causando estragos en los fabricantes. El precio del kWh de batería ha vuelto a subir después de años a la baja, y por el momento ningún experto se atreve a vaticinar cuándo volveremos a una senda negativa. Hace ocho años la industria esperaba que el precio por kWh se redujese por debajo de la psicológica barrera de los 100 dólares, pero todavía ni se ha acercado. Las materias primas todavía siguen representando el 80% del coste de una batería.
"Puedo encontrar una mejor química de batería y una mejor electrónica de potencia, pero estas ganancias se borrarán cuando el precio del cobalto se duplique en solo seis meses", ha declarado de Meo. En su opinión adaptar el tamaño de la batería al cliente podría ser el camino a seguir: "desde el punto de vista medioambiental, tener vehículos con baterías de 150 a 200 kWh es simplemente una tontería ambiental". El dirigente francés cree que una solución sería implementar una red de recarga real, funcional, fiable y que garantice que estará ahi cuando se necesite, como las gasolineras, lo que permitiría a los fabricantes emplear formatos más pequeños de batería.