Europa y China han abierto una gran pelea comercial que tiene en el coche eléctrico su principal punto de atención. Mientras que oriente busca conquistar occidente, la Unión Europea ha activado nuevos impuestos para todos los vehículos producidos en China y exportados al Viejo Continente. Como pasa en toda guerra siempre hay daños colaterales y en este caso CUPRA parece ser la compañía más damnificada por la entrada en vigor de los nuevos aranceles. Su CEO, Wayne Griffiths, asegura que la empresa española corre peligro por culpa de las decisiones tomadas en Bruselas. Sin embargo, es una situación que han provocado ellos mismos.
Todos los problemas surgen a raíz de la decisión de derivar a China la producción del nuevo CUPRA Tavascan. El SUV eléctrico, hermano mellizo del Volkswagen ID.5, se fabrica en la planta de Volkswagen en Anhui, centro que comparte con el Grupo Automovilístico JAC de China. En dicha planta no sólo se fabrica el Tavascan, también el modelo gemelo de la marca ID.UX, una compañía centrada exclusivamente en el mercado local. El modelo resultando de Volkswagen se llama ID.UNYX, es prácticamente igual que el Tavascan, pero es 33.500 euros más barato que el modelo español.
CUPRA y Bruselas están condenados a entenderse
Actualmente, el CUPRA Tavascan tiene un precio mínimo de venta de 48.990 euros. Una cifra muy fuera del mercado que hará prácticamente imposible su venta en los concesionarios. Sin embargo, CUPRA necesita venderlo desesperadamente porque si no cumplen la previsión de ventas no podrán alcanzar los objetivos de emisiones fijados por Bruselas, lo que a su vez obligaría a la marca a pagar importantes sanciones que, según su director general, podrián en peligro la compañía. "La intención era proteger la industria automovilística europea, pero para nosotros está teniendo el efecto contrario. Tenemos que encontrar una solución".
CUPRA busca una reducción en los aranceles que le permita ofrecer el Tavascan con un precio más competitivo. Los de Barcelona buscan el mismo trato que ha recibido Tesla. Los americanos han reducido su arancel extraordinario del 20,8% al 9%. BMW y CUPRA también han visto reducidas sus tarifas, pero actualmente tienen que pagar el 21,3% adicional en materia de importación, más que algunas compañías chinas presentes en Europa. BYD y Geely tienen que pagar un 17 y un 19% respectivamente. Para evitar dichas sanciones, muchas marcas chinas ya han anunciado planes concretos para producir sus vehículos en Europa.
Si bien es normal que CUPRA se queje de la situación, ellos mismos podrían haberla evitado dejando la producción de un coche tan importante como el Tavascan en Europa. A pesar de los subsidios y ayudas que recibe la empresa, la ejecutiva del Grupo Volkswagen tomó en 2021 una decisión que hoy les penaliza. Durante los próximos meses ambas partes están obligadas a negociar y a entenderse. Lo que está claro es que cada una tiene su postura. Europa quiere que la producción se localice en Europa, aunque tampoco pone mucho de su parte para ello, sólo hay que ver el aviso que ha dado Volkswagen en Alemania, y CUPRA quiere obtener un trato preferencial. La aplicación definitiva de los aranceles está fijada para el mes de noviembre.