La transición hacia la electrificación y los nuevos hábitos de consumo en la industria automotriz están haciendo que las marcas que hasta ahora daban forma al panorama europeo del automóvil, tengan que replantearse su estrategia a medio plazo. Mientras fabricantes tradicionales como Opel se enfrentan a retos significativos en su camino hacia un futuro más eléctrico, hay otros actores emergentes que están mejor posicionados para aprovechar las oportunidades que presenta este nuevo escenario.
Hablamos de marcas como Tesla, una habitual ya en las calles españolas, que ha aprovechado la creciente demanda de coches eléctricos para posicionarse fuertemente en el mercado antes de lanzar modelos más asequibles, pero también otras como BYD, que ya está empezandoa desplegar una completa gama de modelos en España, compuesta tanto por híbridos enchufables como por eléctricos puros.
A la vez, las marcas que siempre han dado forma al mercado europeo se encuentran en una etapa crítica, pues han de transformar su gama de productos lo suficientemente rápido con una demanda que, realmente, no acaba de virar del todo hacia la tecnología puramente eléctrica. Sirva como ejemplo la situación de Opel, una histórica marca europeoaque durante décadas ha sido de las más vendidas en el Viejo Continente.
Ahora, por contra, se encuentra en una encrucijada. Bajo la batuta de su CEO, Florian Huettl, la marca alemana está reestructurando su estrategia para alinearse con el giro hacia la movilidad eléctrica sin dejar de tener en cuenta que este tipo de coches, por precio, no son aptos para una gran parte del mercado.
Tal y como destaca un artículo publicado recientemente por Automotive News Europe, Huettl está implementando una serie de medidas para preparar a Opel frente a lo que describe como "altibajos" en el mercado europeo. La compañía está apostando por su conversión a una gama 100 % eléctrica en 2028, consciente de que el mercado de VE en Europa está saturándose y que las ventas, después del repunte inicial, protagonizado casi en su totalidad por Tesla, realmente, podrían desacelerarse .
Para Opel, más allá de electrificar su flota, el desafío reside casi en su totalidad en mantenerse competitiva ante esta nueva ola de marcas que están llevando la innovación a otro nivel, tanto en términos de tecnología como de precios. Su supervivencia en el mercado, por tanto, dependerá en gran medida de su capacidad para lanzar modelos más asequibles que puedan competir en un mercado donde la presión por reducir costes va en aumento. Todo, insistimos, con el fin de ofrecer coches más baratos.
En este sentido, la firma del rayo depende en gran medida de Stellantis, quien tiene bajo su paraguas empresarial marcas que históricamente siempre han tenido un gran peso comercial en Europa, como Peugeot, Citroën o FIAT, entre muchas otras, y que se encuentran exactamente en la misma posición que la alemana. También se puede extender esta tesitura a otras empresas del sector, como el Grupo Volkswagen, que ha perdido un gran cuota de mercado en estos últimos ejercicios.
En este escenario, marcas como Tesla, y otras nuevas como Rivian y Lucid, tienen una clara ventaja con respecto a las marcas de siempre: no cargan con el peso de un tejido empresarial construído en torno a motores térmicos, por lo que no tienen que efectuar ninguna reforma estructural para poder adaptarse a los nuevos cambios. Es decir, su capacidad de improvisación y adaptación es total, lo que, llegado el caso, puede hacer que tengan productos disponibles que cumplan de mejor manera y a cambio de un precio menor. Por otro lado, los fabricantes chinos apenas tienen lastre empresarial tras de sí a causa de los reducidos costes de fabricación de sus coches.
El futuro del mercado europeo, por tanto, dependerá en gran medida de la capacidad de adaptación de las marcas tradicionales frente a esta agresiva entrada de nuevos competidores y actores emergentes. Mientras que Opel y otras marcas históricas luchan por encontrar su lugar en un escenario donde la tecnología y la asequibilidad son clave, los fabricantes como Tesla, SAIC (de la mano de MG), BYD (y más tarde, probablemente, Rivian y Lucid) ya están adelantando el paso con ofertas más innovadoras y precios competitivos. El reto para las marcas tradicionales será no solo electrificar su flota, sino hacerlo con la rapidez, agilidad y costes necesarios para mantenerse relevantes en un mercado que no espera a nadie. Así, la carrera por dominar la nueva era de la movilidad ya está en marcha, y solo aquellos que puedan adaptarse con la velocidad e innovación requeridas conseguirán mantenerse en la cima.