La inestabilidad del mercado lleva tiempo advirtiendo de posibles situaciones complicadas para las marcas. El 2023 ha estado marcado por diversos conflictos y problemas derivados que han terminado afectando a los resultados comerciales de muchas marcas. Polestar ha incrementado sus ventas, pero no se han cumplido los objetivos. La situación, lejos de ser crítica, ha obligado a reevaluar la situación. Tal y como informa Reuters, Polestar planea eliminar aproximadamente 450 puestos de trabajo o, lo que es lo mismo, alrededor del 15% de su fuerza laboral.
Polestar alega “condiciones de mercado desafiantes”. Durante todo el curso pasado, los incesantes problemas en la situación general han supuesto un gran varapalo, los suecos no han sido los únicos en sufrir las consecuencias. La inflación disparada, la falta de componentes en las cadenas de suministro y el más reciente conflicto del Mar Rojo han debilitado la posición de muchas marcas, principalmente las más pequeñas. Los despidos se realizarán en todo el mundo, afectando tanto a las instalaciones de Suecia como de China, desde donde se exportan la mayoría de vehículos. Las últimas noticias informaban de una posible asociación con Renault para traer a Europa parte de la producción.
Polestar necesita reducir el gasto externo en la búsqueda de una mayor rentabilidad
Polestar es una más de las múltiples marcas adheridas al Grupo Geely, junto con Volvo, Lotus, Lynk & Co, Zeekr, Smart y otras. Polestar inició su andadura comercial como la división de altas prestaciones de Volvo, pero la llegada de la era eléctrica les hizo cambiar de rumbo y comenzar su aventura en solitario. El Polestar 2 es, hasta la fecha, su coche más comercial y exitoso, pero un solo modelo no sirve de mucho frente a una oleada de lanzamientos y rivales que plantean serias dificultades. Nuevos modelos se sumarán pronto a la familia, como el Polestar 5, que plantará cara a modelos de la talla del Taycan y el Tesla Model S.
Los suecos no sólo han advertido de una reducción en su masa laboral, también han anunciado recortes en las proyecciones para este 2024. Polestar es la última marca en sumarse a la lista de fabricantes que empiezan a ver con cierta oscuridad el mercado eléctrico. Se espera un crecimiento mucho menos agresivo para este año. La demanda ha caído, los precios han subido y muchos subsidios y ayudas no sirven al propósito. En algunos países como Alemania, además, las ayudas han desaparecido de la noche a la mañana sin dejar rastro alguno. La inestabilidad todavía reina en la región y a las marcas les cuesta encontrar un punto de equilibrio económico.
Ya el pasado mes de noviembre, Polestar reevaluó la situación y recalculó las estimaciones para 2024. Esbozó un plan de negocio revisado con el que espera alcanzar un punto de equilibrio económico en 2025. Será entonces cuando consiga nivelar las cuentas de gastos y de ingresos a medida que reduce su dependencia de Volvo y Geely. El sueño de la marca es volar en solitario y ser económicamente viable sin el aporte financiero del conglomerado, aunque en ningún momento dejará de depender de él. Al igual que muchas otras marcas exclusivamente eléctricas, en este momento, Polestar tiene problemas para ser económicamente viable.