Cuesta entender el comportamiento de la industria del automóvil en este momento. Vivimos tiempos de incertidumbre. Una era donde nada parece seguro y muchos son los retos encima de la mesa. El coche eléctrico parece la apuesta más segura para el futuro, pero la gran incógnita es ¿cuándo llegará ese futuro? El mundo real reacciona de forma contraria a las expectativas y a las previsiones. Sí, se venden coches eléctricos, pero a un ritmo mucho menor de lo esperado. Los conductores están esperando a una nueva generación de coches, más baratos, que les permita dejar atrás la combustión. El Volkswagen ID.1 será uno de esos coches que tanto esperamos.
Los alemanes llevan dando muchas vueltas con el tema del ID.1. Si bien Volkswagen es el tercer mayor vendedor de coches eléctricos del mundo, tras Tesla y BYD, en Wolfsburgo están preocupados por la rentabilidad de la flota. Apenas representan un 10% de sus ventas globales, pero requieren de una enorme inversión que pone en aprietos cada decisión al respecto. Volkswagen siempre ha tenido grandes sueños eléctricos, pero algunos de ellos se han tornado en pesadilla. La compañía ralentizará la estrategia. La producción de baterías irá más despacio, pero más coches seguirán sumándose a las filas eléctricas. Y lo van a hacer solitos.
La decisión en firme ya está tomada: Volkswagen ID.1 en 2027
En los últimos meses Renault y Volkswagen han estado en contacto intentando forjar una importante alianza para desarrollar coches eléctricos pequeños y baratos. Renault ponía una parte fundamental del desarrollo, la plataforma, mientras que Wolfsburgo ponía su tecnología. Una colaboración que podría haber redefinido la industria europea. Decimos podría porque finalmente no se ha llegado a ningún acuerdo. En Volkswagen no se sentían cómodos con el hecho de que otro fabricante, rival, produjese sus coches. Tras pensar, analizar y reflexionar, en Alemania han tomado la drástica decisión de no coger la mano de Renault y seguir el camino en solitario.
Todo ello en un momento no sólo de incertidumbre comercial, sino también en un momento de crisis personal. Volkswagen está en pleno proceso de ajuste económico. La empresa está intentando ahorrar 10.000 millones de euros y ha despedido y reorganizado a una parte de la plantilla para ser rentables. De las 6 fábricas de baterías inicialmente proyectadas sólo 3 se materializarán, y así con todo. En Wolfsburgo están intentando ahorrar cada euro posible para elevar la rentabilidad, bastante dañada, de su flota de productos. Los costes de desarrollo y producción son cada día más caros y de ahí que la alianza con Renault resultase tentadora.
Pero no, Volkswagen hará la guerra por su cuenta y desarrollará en privado el mil veces anunciado Volkswagen ID.1. Los trabajos comenzarán a la mayor brevedad posible ya que esperan iniciar la producción en 2027. Tres años de intenso trabajo, suficientes, que deberían dar como resultado un coche eléctrico pequeño, solvente y con un precio estimado de 20.000 euros antes de ayudas y descuentos. Es decir, Volkswagen quiere recuperar el e-Up! que descartó hace unos años. A pesar de su recortado precio, Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen ha querido dejar claro que el modelo planeado cumplirá y establecerá nuevos estándares de tecnología, diseño y calidad dentro de la categoría.
