El dieselgate, desvelado en 2015, marcó un antes y un después en la percepción de los motores diésel. Lo que durante décadas se consideró una tecnología eficiente y respetuosa con el medio ambiente, gracias a sus bajas emisiones de CO2, quedó envuelto en un escándalo que reveló manipulaciones masivas de las emisiones reales de óxidos de nitrógeno (NOx). Este episodio no solo puso en entredicho la confianza de los consumidores en la industria automotriz, sino que también impulsó cambios regulatorios en Europa que aceleraron el declive del diésel.
El impacto del escándalo fue profundo. Reguladores en la Unión Europea implementaron normativas más estrictas, encareciendo los costes de fabricación de vehículos diésel y disminuyendo su competitividad frente a alternativas como los híbridos y eléctricos. Además, muchas ciudades europeas establecieron Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que limitan la circulación de coches diésel más antiguos. Como resultado, el porcentaje de ventas de automóviles diésel en Europa cayó del 50% en 2017 a menos del 30% en 2020, y esta tendencia continúa.

Puerta abierta para los híbridos y los eléctricos
A medida que el diésel pierde protagonismo, los vehículos híbridos y eléctricos se consolidan como alternativas viables. Con avances en tecnología de baterías y una red de recarga en constante expansión, estos modelos han ganado en popularidad. El apoyo de los gobiernos, en forma de incentivos económicos y subsidios, también ha sido clave para acelerar su adopción. La Unión Europea, con su compromiso hacia la descarbonización del transporte, ha establecido el año 2035 como el límite para la venta de vehículos nuevos de combustión.
Aunque los motores diésel siguen desempeñando un papel importante en sectores como el transporte pesado, su futuro en los vehículos de pasajeros está cada vez más limitado. Muchos fabricantes han eliminado los motores diésel de sus gamas, centrándose en la tecnología híbrida o eléctrica. En este contexto, el coche híbrido de gasolina se ha convertido en el nuevo estándar de eficiencia y sostenibilidad.

La innovación del kit de conversión de diésel a híbrido
Para los conductores que aún poseen coches diésel antiguos y se enfrentan a las restricciones en las ciudades, una alternativa prometedora es la conversión a híbrido. La empresa francesa Green Corp Konnection (GCK) está desarrollando un kit denominado Twin-E, diseñado para transformar vehículos diésel en híbridos de manera accesible y eficiente. Este proyecto, respaldado por el gobierno francés en 2023, busca facilitar la transición hacia una movilidad más sostenible.
El kit Twin-E incluye un motor eléctrico con una potencia de entre 30 y 40 kW (41-54 CV), que reemplaza la caja de cambios original del vehículo diésel. Además, incorpora una batería que ofrece una autonomía eléctrica de hasta 70 km y puede recargarse completamente en un tiempo de entre 3 y 7 horas, dependiendo de la potencia de carga. También cuenta con un sistema de regeneración de energía que aprovecha el frenado para recargar parcialmente la batería.

Con este kit, el vehículo se convierte en automático y permite al conductor seleccionar entre tres modos de conducción: eléctrico, térmico o combinado. En modo eléctrico, el coche puede alcanzar una velocidad máxima de 70 km/h. Las pruebas iniciales han demostrado una reducción del consumo de combustible de hasta 1,4 litros por cada 100 km y emisiones de CO2 de apenas 39 g/km.
Sin embargo, la conversión plantea algunos desafíos. Los vehículos convertidos deben pasar por un proceso de homologación para obtener etiquetas medioambientales equivalentes, como la Crit’Air en Francia o la ECO en España, que les permiten circular en ZBE. Además, aunque el costo estimado del kit es de unos 7.500 €, se espera que los subsidios gubernamentales ayuden a reducir esta cifra.